Con los ojos abiertos, confieso que alguna vez soñé con ir a escuela montado en un burrito; después lo ataba en la argolla que estaba en las cercanías de la entrada, le colocaba el morral en la cabeza y le ofrecería una visita en el recreo. Incluso soñaba más cosas que no me atrevo a escribir.
Pero el ambiente no estaba en estas inclinaciones y hube de comprarme un R-5 que era lo top de la época. Aún me quedan las ganas de tener y mantener un pollino compañero de calle y campo; y más por envidia, porque tengo dos amigos que tienen y mantienen burra y burranco uno, y una reserva particular de jumentos, el otro. Miguel Ángel es abogado y Victoriano ingeniero, dos profesiones no fácilmente relacionadas con los burros.
Y también recuerdo el juego sorpresivo que se utilizaba cuando los estudiantes de bachiller iniciábamos los primeros paseos en el idioma del Imperio Romano; ¿ Qué significa «mater tua mala burra est» ? y la naturaleza lógica de nuestro sistema traductor primitivo daba respuesta, texto y sonrisa.
Por todo lo dicho y ocultado, en nuestra cultura de ancestros valores, la asnalidad fue siempre facultad aborrecida,… burlada… y objeto de malversación de respeto animal. Algunas campesinas, algunos abogados, algunos gitanos, algunos ingenieros y algunos maestros cometieron la tontuna de ser cercanos a las excelencias del burro; pero son tan escasos los personajes, que conviene también utilizar la veleidad para sorna fácil, con una traducción aproximada a la célebre expresión latina.
¿ Qué voy a contarles de mis impresiones públicas y privadas de la burra de Torreorgaz? Un pléyade de comentaristas variados, rotundos, insultantes, abochornados, heridos,… comentan y exponen desde el pasado sábado sus opiniones más abyectas -y más educadas-, como muestra quizá del desequilibrio emocional de nuestra sociedad; por eso yo no opino: la tristeza y mi declarada cercanía al mundo de los burros me convierten en personaje subjetivo. Lean desde la distancia, desde la proximidad o desde lo más cercano: lean los comentarios, guarden las esencias,… nos servirá de mucho indagarnos desde dentro.
La foto es de Guzmán, un gitano noble de mi pueblo, que tiene y mantiene una burra y un carro con el que recoge gratuitamente multiplicidad de chatarra, trastos, electrosalvajes,… en fin, una máquina de exquisito reciclaje.
Una Bandera para Guzmán; me temo que a Torreorgaz ya le han fabricado la suya.
Goyo
04-nov-09