Jardines en el cielo

ferial

Debieran haber sido “arquitectas” para que hoy la población se sintiera más acogida; pero es igual… otra vez nos descubrimos como sociedad dirigida al progreso por el ocio, que también el descanso y la diversión da trabajo.

La semana pasada conocimos la decisión selectiva del proyecto del futuro Pabellón Ferial de Cáceres, una hermosa idea maquetada de cristales transparentes, con alrededores perturbados por suaves relieves, dicen que mucho verde ajardinado y un techo como siempre sueño: que allí crezca el musgo o la hierba. Los arquitectos autores -Jacob García González y José Jaraíz Pérez- son madrileños, que no sé cómo andarán de sabidurías climáticas del Cáceres cuando convive con los meses tórridos; una primera sensación me apunta que el futuro edificio se suma a señalar la transparencia de los cielos extremeños -vamos, a aprovecharse ella- por lo que nace ya integrado de camuflaje ambiental celeste. Sólo por el verde anunciado y envolvente, merece una grandiosa bandera. No se aprecian callejones ni apreturas. Ningún vehículo engalana la maqueta. Y el número escaso de árboles que presenta el minúsculo avance, los agradezco también porque sirven de excusa para exigir una abundancia arbórea; incluso hay tiempo para diseñar una invasión interior. A falta de saborear las previsiones bioclimáticas y observar cómo entra y sale el sol, sabremos cómo se organizan, entradas, estancias y salidas de personal y vehículos.

Y los coches, y los autobuses y las bicis,… que la gente tiene que disfrutar del acercamiento y del aparcamiento. Un edificio de tales condiciones debe incluir los espacios para las fragonetas, los trailers y los pocos vehículos oficiales que se quieren dejar,… que vayan a pie -todos los visitantes- que eso se lleva mucho y rebaja el colesterol.

Y me dice este de al lado, que también tiene sus dudas, que si por allí van a dejar hacer el botellón.

Goyo
08-mar-10

Bande