China, Usa y el calor ambiental

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Siempre nos han cogido en medio a los europeos; antes nos estrujaba la tensión yankee-soviet por mucho muro de Berlín que se hormigonase; ahora se presenta -adornada con sonrisas y reverencias- la elasticidad chinoamericana pese a la rígida y larga muralla amarilla. Allí se dice de la sagrada estatua libre y allá se desarrollan los estrechos controles de Internet. Los otros intoxican con denuedo el aire limpio y los unos lo siguen haciendo con bizarría: todo está en manos de la Economía, incluida la desnuclearización y el respeto a los Derechos Humanos.

Si por todo lo anterior no nos debe extrañar -por tanta puta economía- el pisoteo de lo humano, figúrense lo que les importa a los gigantes el sainete de Copenhagen: ya han avanzado que ninguno de los dos se comprometen a firmar ningún acuerdo que vincule compromisos sobre control y disminución de cuotas de gases problemáticos. Pero al encuentro danés asistirán muchos países convencidos de que el tiempo de duda ya se acabó y que hay que impedir el arrojo y la bravura juguetona contra el clima.

Que la cuestión del clima no es el producto de exquisitos chiflados de bata blanca, ni de aventureros que se arropan tras una bola de cristal. Y nuestro país, tiene a mano la presidencia de un conglomerado harto de llenarse de paciencia frente a lo chulesco, o a lo gigantesco, a lo simpaticote,…

Que el clima es más retorcido que la crisis y más prolífico que los almacenes de ojivas nucleares.

Y mientras bien nos debiéramos recomponer en una Internacional Humanista -ya que la Socialista fue debidamente abandonada- demos el primer paso para avergonzarnos o para avergonzarlos.

Goyo
18-nov-09

Es que somos malos…!

No es la primera vez que observo cómo creamos arriesgadas interpretaciones de lo que ocurre.

Ahora ocurre que por estos sitios del oeste ibérico no llueve tal como la memoria colectiva dice que debería llover. A esta constatación contrastada, se suma la abundancia de noticias procedentes del noroeste, recordándonos así que se sigue mojando lo que llovió ayer;… y se suman las intempestivas tormentas mediterráneas de otoño, allá por el este.

Y en estas tierras nuestras, habituadas antes a refrescarse según el santoral, no llueve. («La otoñá verdadera, por San Bartolomé, la primera» (24 de agosto). Se nota que no llueve no solo porque el cielo aparece despejado con rutina o no solo porque los pequeños lirios de septiembre siguen ocultos bajo tierra, retrasados, escondidos, temerosos,… Se nota que no llueve porque el ánimo visual espera ver marrones de suelos humedecidos y apuntando en verde; y sin embargo, persiste el marrón desértico que ya se compuso desde mayo. Ni siquiera han dejado vivo al claro pajizo de los cardos secos.

No creo que las vacas dejen los cardos para postre.

Vacascomiendona

«No llueve». Comento con un amante del ganado, que además es ganadero. Y me mira aireando la cabeza: «Es que somos malos. No llueve porque yo creo que somos malos».

Tampoco creo que las vacas puedan comer el excedente constructivo.

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Ya dijimos que sacar el santo en procesión cuando el cielo no promete, era cosa de cura torpe; pero debe investigarse más seriamente la influencia de la Ética en el Clima, lo mismo es más fructífera que su influencia en la Política.

Goyo
23-sep-09