Por fin, un problema viejo.

Teacher1

Tras largos años de larva, pupa o crisálida, un día cualquiera aparece en la portada de un periódico que «La escuela concertada sólo acoge al 9% de los alumnos inmigrantes«; titular que para otros entendidos en la materia quiere decir que la Escuela Pública -desconcertada?- recoge al 91% de los inmigrantes.

Adentrándose en las lecturas de la noticia, se descubre que la Escuela Pública universaliza la acogida de forma que también existen alumnas sordas, alumnos ciegos, discípulos díscolos, estudiantes agresivos y pupilos más dotados en eso que los expertos definen como «inteligencia». La cosa vista así, presenta al menos dos caras de un prisma polifacético: la Escuela Pública es un almacén repleto de diversidad «escológica» y la que no es tan pública, se adentra en una esmerada selección de especies protegidas.

Yo una vez -hace más de diez años- tuve la gloriosa experiencia de presidir una Comisión de Escolarización de una determinada zona escolar de Extremadura; al manejar los números que se habían dejado poner los papeles, todos menos una, percibíamos un desequilibrio mucho más poderoso y lacerante que el titular al que hoy hago referencia. La monja defensora de aquel despropósito argumentaba la imposibilidad y la inviabilidad de admitir alumnos con necesidades educativas especiales porque «… es que la Escuela Pública tiene más medios !».

– Y más enteros -le respondí-
Maestro hindú

Y no hubo más.

-Creo que tardaremos otros diez años en repetir la problemática; la misma canción, pero más deprisa-

Goyo
21-abr-10