«La vida sigue y hay que continuar luchando aunque duela», leo por ahí a un personaje sencillo y casi anónimo.
Yo sin embargo disfruto de otros dolores más llevaderos; por ejemplo, a mí me duele Portugal. Véase cómo los frutos de las dictaduras son de amargos que, después de tanto ensayo vecinal, pusieron rayas y guardias de todas clases sobre los campos para que las personas se convirtiesen desconocidas y anónimas,… hasta cierto punto. Porque en Portugal, se construye y gestiona mucha de la información que se produce en España; y en España parece que permanece la competición de a ver quién es el que más desconoce qué se cuece en Portugal: pese a las tics, asimetría estúpida.
Esta cómoda y bastarda concepción que tienen/tenemos muchos de los españolitos, sólo tiene intentos serios de corrección en algunas de las autonomías limítrofes con Portugal (Extremadura y Galicia que yo conozca como claros ejemplos, y me gustaría recibir llamada de atención de otra gente dolida).
Hoy, comienza de nuevo otro debate peninsular, que desde el año 2002 se guardan crónicas, aunque yo creo que los inicios hay que fijarlos en 1998. Durante toda la semana que hoy se inicia y termina el 25, se desarrolla el «Ágora» de este 2009.
Y lo que me duele es que, buscando en el Google, este acontecimiento no aparezca hasta la tercera página, desbordado por las reseñas de la excelente película de Amenábar. Así, lo que había pensado como título «El otro Ágora» lo he cortado para adelantar posiciones en el buscador,… que buscando buscando, lo mismo se encuentran más y mejor los españoles y los portugueses.
Goyo
19-oct-09