La incomprensible crisis de mi amigo Antonio

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Voy por la carretera, regresando a mi pueblo, después de haber participado con mis alumnos en la agradable tarea de la mañana del viernes; son poco más de las dos y algunas noticias embellecen la claridad del día y te animan la proximidad de las cañitas con los amiguetes; otras no te animan.

Pasa siempre,… cuando mejor va la cosa, llega alguien con la jarra de agua fría: un señor nosequé de eso que se sigue llamando “economíayfinanzas” dice que es que la crisis no se soluciona porque para solucionarla “hay que tomar medidas estructurales” y se queda el ambiente radiofónico en un silencio suspendido como para darle más prestancia y facilidad al oyente y que así entienda la pulcritud, alcance y profundidad del mensaje, y la entrevistadora también con silencio se declara cómplice. Más he aquí, que aprovechando el mismo silencio me cabreo, y en mi silencio individualísimo digo en grito loco esas tres palabras gordas que suele decir la gente cuando loca grita.

 

Y llego al bar donde deben estar los amiguetes, que hoy viernes percibo que se ha decorado la pandilla con Antonio, pequeño empresario que discute animado con el personal eso de la “crisi” y que está en espera a que alguien o algo le dé pista o sugerencia. Claro, después de lo oído en el coche, se me ocurre que debo transmitir propuesta del señor que escuché en la radio, y de digo, a mi amigo Antonio: “Yo acabo de escuchar en la radio a un señor que dice que tú, lo que tienes que tomar son medidas estructurales” y se para y, sin pedirme permiso, me copia exactamente las tres palabras gordas y las dice claras y rotundas como si con ello el señor de la radio las escuchase.

 

Así que llegando el último he tenido que comenzar pagando la ronda, a ver si funcionaba como medida estructural para serenar los ánimos.

 

Goyo

15-feb-09

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