Imprudencias.

 

 

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Para la gente guapa y con suficiente dinero, no bastan las sanciones. A eso se añade el pijerío consistente en que papá contrata oficina de abogados para que la nena o el nene puede retorcer el Código de Circulación hasta escurrir vergüenza.

No importa; si aparece la desesperanza basta con saber que se están fabricando las condiciones legales de forma que en un futuro inmediato, las imprudencias se pagarán con la cárcel. Alcanzar la tasa de 0,6 miligramos de alcohol en la sangre será delito; circular a más de 200 Km/h en autopista, también será delito; si se observan comportamientos de temeridad manifiesta con el volante, el conductor podrá ir a la cárcel entre tres meses y cinco años,… y así un cúmulo de propuestas que quizá bien pronto configuren un Nuevo Código Penal.

Justo al lado de esa misma noticia, aparece otra que dice que el Cadillac XLR incorpora un motor V8 de 4,6 litros con caja automática de cinco marchas para dirigir los 325 caballos. No obstante, el XLR-V roaster aumenta la potencia hasta los 450 caballos, con un cambio de seis marchas y otras monadas alrededor de la estética, la seguridad y el precio.

¿Qué llevarán los señores constructores de coches en la sangre? ¿No pueden preocuparse un poquito por la ética y la prudencia? ¿Por qué no se prohíbe su construcción? ¿Por qué no pueden ir a la cárcel los compradores de tales armas?…

Hace algunos años, en una conocida Notaría de Cáceres adornaba la sala de espera una delicada mujer en estatuilla de bronce ennegrecido, representando a la Justicia y portando una balanza en su mano derecha. Yo esperaba mi turno y me entraron las ansias de comprobar si la balanza funcionaba bien; deposité una moneda de cinco duros y la balanza se torcía a su peso. Cambiaba la moneda de platillo y la balanza se inclinaba al otro lado,… parece que la conclusión era que la Justicia se doblegaba fácilmente con cinco duros. Y compuse un artículo algo mordaz sobre el experimento. Con el paso de los años, he vuelto a pasar por la Notaría, allí sigue la señora con los pechos al descubierto y la balanza en las manos, quise gastarle otra broma y ya no se dejó: le habían soldado el fiel. Debióse mosquear el señor notario.

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Pues eso.

Goyo

18-jun-07

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