Discurso inaugural

 

 

 

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Una hora he tardado en encontrarlo pese a la Cibernética. Son tantas las carpetas, y tan escurridizo el orden, que por asegurar la custodia lo mismo triplicas que ordenas el olvido permanente …lo he encontrado: el discurso inaugural del año académico 1908-1909 en el Seminario Conciliar de San Atón, por el Presbítero, Licenciado y Profesor José Antonio Hernández de la Barrera. Ocasión oportuna para también agradecérselo al maestro emeritense Máximo Pulido Romero.

El señor Presbítero comienza así: “No la penuria y escasez, sinó la abundancia pletórica y abrumadora de la materia, es la que pone zozobra y perplejidad en el disertante, á quien se le concede libertad de elegir asunto que proponer á la consideración de sus oyentes.” Y el buen hombre va y elige la “problemática social” para denunciar las hirientes condiciones impuestas por los adinerados y poderosos, que no son otra cosa que los mismos. Sobre si estas mismas condiciones perviven pasado un siglo, es conclusión que usted mismo debe atreverse a dilucidar.

Si a mí me pidiesen cerrar el discurso y el transcurso de tan solo la última centésima de lo pasado, volvería a repetirme -como el presbítero- con su misma pompa de palabras sobre cuál de los temas debo elegir para cerrar este año tan dudoso y que con tan viva expectación “mantiene los ánimos suspensos y ejercita el ingenio de los doctos, las juntas de los prudentes, las asambleas populares, el juicio de los legisladores,…”: ¿ es otra la cuestión social derivada de una crisis compuesta con exquisitez ?. Parece que sigue repitiéndose para el desconsuelo y adormecimiento de los humildes, que tienen ya por aprendido y gravado que para eso de la Justicia, se queda chico lo que dijo aquel alcalde.

Y parece ser que de aquellas preocupaciones sociales de las Cajas Rurales de hace un siglo, se erigen hoy las “obras sociales” de las denominadas “Cajas de Ahorros”, que siguen siendo para mí, incitaciones punzantes para volver a leer con gozo cabreante el discurso del Presbítero. Cien años de soledad.

Recientemente, aparecen anuncios gubernativos dirigidos a todas las entidades bancarias que operan en Extremadura para llegar a un convenio que agilice conceder préstamos hipotecarios; así mismo, el Gobierno Regional diseña un Plan de Empleo en el que se contempla que las Cajas de Ahorro podrían aportar 6M€ cada una. Pero dudo yo que nuestros poderes legislativos se atrevan a exigir algo más.

Pronto cumplirá tres siglos la consideración de Jeremy Bentham defendiendo las Cajas de Ahorros como instrumento de mejora de las condiciones de vida de las clases trabajadoras a través de la remuneración del ahorro, lo que –según él- proporcionaba un nivel de seguridad económica superior. Primero fue el Monte de Piedad transformado en Caja de Ahorro; quizá luego venga el Valle de Lágrimas.

Goyo

19-ene-09 

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