Julián

 

 

Ayer murió un poeta,

cosa que debe ocurrir para que las palabras se embellezcan.

 

Ayer, un campesino ilustrado se extinguió en el ataúd.

 

Los andares viejos y pesados

servían -días atrás- para pasear alma y cuerpo

por la plaza ajardinada de naranjos y palmeras.

 

Pudiera haber llorado

por ser esclavo de la parsimonia

y de la valiosa duda

sobre su inválida esperanza;

pero en los finales,

sólo se atrevía a hacer cestecillos

para colmar al vecindario de presentes.

 

Tomó el vivir como trabajo de cautivo;

así que lo mismo fue cautivado

por los ritmos de las labores del campo,

como sujeto y preso a las penurias de la comprensión.

 

El morir llama de manera silenciosamente salvaje,

violentamente educada.

Nadie lo oye;

luego, todos dicen: “era un buen hombre”.

 

El morir es una sementera.

 

 

Goyo

16-mar-13

2 comentarios en «Julián»

  1. Pues no sé cómo responderte.
    Las personas crecidas en el campo y que triunfan posteriormente en cualquiera de las facetas que señalas no conozco que se denominen de alguna menera especial.

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