Ha llovido

Canalón

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En las tierras que me rodean, las que contemplo, piso y me resisten, ha llovido en cantidad suficiente para iniciar el refresco otoñal. “Tiene la tierra mucha caló entoavía” dicen mis experimentados paisanos de huerto, ganados y siembras. Ha llovido para que la corteza polvorienta presente algo de ternura húmeda y deje dibujarse en su costra los primeros colores verdes.

Los colores verdes de los campos extremeños del mes de octubre son mucho más vivos y prometedores que los verdes alegres del mes de marzo.

Ha llovido con agua fresca de la que no se anuncia en frasquitos de vidrio duro. Ha llovido para matar los recuerdos de los años años naturales que nacieron al compás de San Miguel. Llueve en septiembre y el azul del cielo sirve después para riego duplicado: agua liviana y sol liviano.

Un ejército de atrevidas vidas verdes comienza a somarse, a la vez que otro ejército temporero de hormigas sementereras cruzan aladas los campos.

¿Las hormigas tiene alas?. Algunas de mi pueblo, sí. En cuanto el agua abunda algo en la tierra. Las hormigas, después se quitan las alas y siembran de otoño prometedor.

Ha llovido y los canalones viejos vuelven a acoger como si fuesen macetas aprendiendo Plástica y Belleza.
Hormigas aladas, briznas verdes del verde vida.

Goyo
21-sep-10
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Una banderita para las hormigas.
Bande

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