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Evidentemente, desapruebo el espíritu de injusticia que se percibe dentro de nosotros -lelos jurídicos- hartos de observar atentados contra el sentimiento común. Hartos de no hacer nada contra el desánimo.
La lección sigue proclamándose a diario desde que acordamos que existiría un Poder Judicial libre e independiente. No se percibe el triunfo de la Justicia como muestra natural de la bondad de los hombres en encontrar remedios para y contra las personas que cometen abusos; más bien notamos que las conclusiones y consecuencias jurídicas permanecen tan íntimamente ligadas a lo inesperado, que de seguir así, seremos incapaces de deslindar creencia entre capricho y racionalidad.
Quizá este pobre episodio sirva de inicio para una transición más limpia, hacia un poder más inteligible, rígido y humanista.
Goyo
14-abr-10
Por la Justicia como Res-Publicae