Puede ser que la razón principal de la falacia del desarrollo sostenible radique en la creencia abonada de que los humanos han de vivir mejor en grandes núcleos urbanos, tendencia que se facilita sin cesar muy a pesar de las sinrazones urbanísticas y medioambientales demostradas.
Así, en las ciudades se almacenan los bancos más poderosos, los médicos más honorables, los abogados más listos,… allí se guardan las élites del deporte, los tocados por la Artes y las profesiones más libres; no sería bueno que también en las ciudades tengan cobijo la gentes más egoístas.
Para intentar recomponer el éxodo rural, ¿no veis necesario definir, defender, presentar en Copenaghen,… aplicar una «Tasa Tovar» a las personas físicas y jurídicas ubicadas en las ciudades, proporcional a su nivel de riqueza, por tramos, en núcleos urbanos de más de 30.000 habitantes y así frenar la caída libre de la desaparición del mundo rural y no dar crédito a la apuesta que dice que en el año 2050 el 70% de la población mundial será urbana y que para entonces, habrá pocas cosas para sostener?
Goyo
14-oct-09
(La fotocomposición se la debo a un asistente por WWF, el segoviano-finlandés, que me ha regalado un hermosísimo folleto.)
Una banderita para WWF