El blog de Krugman y la economía del terror

 

 

 

 

 

 

 

 

Leo con esmerada atención las palabras que siguen al título de la noticia en la que el señor Krugman afirma que las perspectivas económicas de España son “aterradoras” y que por ello se precisan políticas “drásticas”, ya que las convencionales no sirven.

 

Dice el señor Krugman que, por ello, “necesitamos soluciones diferentes” y que “es preciso de los políticos se den cuenta de ello”, afirmaciones con la que estoy muy de acuerdo pero que se quedan escasas; pues al grupo de los políticos deberíamos añadir el de los banqueros, el de los autónomos, el de los obreros, el de las profesoras, el de la adolescencia y al grupo vario del personal jubilado.

 

Otra de las cosas que dice es que en “la innovación está la solución”. Lo llevo también diciendo hace treinta y nueve años, a ver si ahora comienzo a hacerme caso. Y también dice el señor premiado que aquello de la construcción ya no es oportunidad de inversión, que era una burbuja sobrevalorada,… y otra serie de evidencias comunes, lógicas y de peso grave -de gravedad- que no hacen sino reiterar lo que la gente sencilla y sin premio saben y conocen en sus carnes, en sus bolsillos y en sus cabreos mentales.

Menos mal que yo escribo algo -poquito- de lo mucho que me da por pensar, y ya os conté el día en que le dije a un pequeño empresario de mi pueblo que él lo que realmente necesitaba son “soluciones estructurales”… -aún sigue con mirada torcida- mi buen amigo Antonio, como si creyese que me estaba burlando.

También comenta el señor economista una cosa que me agrada sobremanera porque así parece que no estoy restringido a la soledad ideológica: «Todo el mundo quiere ahorrar, pero lo mejor sería que hubiera más oportunidades de inversión en soluciones medioambientales, en tecnologías verdes, en tecnologías avanzadas» Porque es muy parecido a lo que reivindicaba días atrás cuando proponía en cambio reflexivo-activo “logo por nomo

Para el señor Krugman, requerimos transitar por un proceso de ajuste muy doloroso: “que incluirá la reducción de los salarios y la rebaja de los precios” proceso que, a secas, siempre hemos aceptado en la lógica económica hispana: a mí no me importa que me bajen el salario si me rebajan los precios, o viceversa. Ahora resulta que sigue la carrera de los precios cuesta abajo y también nos dicen que eso es incluso más preocupante. Si a todo esto le añadimos los trajes, los linceslos espías y los obispos, estamos a punto de pasar del gazpacho al salmorejo.

 

Goyo

18-mar-09 

 

 

 

 

 

 

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