Tortura digital

 

 

 

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Esa foto que veis es la de mi pulgar de la mano izquierda. Una brizna de la corteza de un rama de almendro se incrustó finamente entre la uña y la yema. Lo que en un principio pareció que había sido minuciosamente retirada, pasado un día, el dolor siguió anunciando que aquello seguía de okupa, que no estaba tan desinfectado como se pensaba y que “todoslosgolpesibanapararahí”.

 

Otra gente experimentada en este tipo de accidentes quejicas, me dijo que lo mejor era dejar pasar el tiempo y cambiar la molestia por el recuerdo de lo que está pasando en Guantánamo. Así lo hice y ha curado en forma de corazón.

 

Que acaben las torturas en Guantánamo, que puede ser la forma de reducir las otras invisibles y frecuentes.

 

Goyo

19-dic-08

 

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