Pepito de ternera

 

(Usted sabrá mejor qué imagen conviene hoy al texto; para ayuda, aquí tiene un enlace: https://www.youtube.com/watch?v=HkpfSUlibPE)

Parece que las imágenes siguen valiendo cada vez más palabras. Por ello no debe extrañarnos el progresivo aumento de la cómoda costumbre de interpretar lo que nos ocurre a diario, tras el repaso ligero a las fotos que decoran algunos periódicos. En nuestra vecindad, este hecho observable y medible toma tan especial ejemplaridad, que usted mismo podrá entretenerse a comparar la superficie dedicada a las fotos con los centímetros cuadrados destinados a los mensajes escritos.

 

Esta forma de trasmitir las ideas con la ayuda de la fotografía corre el riesgo no solo de rebajar la importancia de la escritura y la lectura, sino la de anular con facilidad la capacidad de aprendizaje, de reflexión y de crítica. Claro está, si no interesa que aparezca la crítica, las mesas de redacción quedan en un segundo plano para dar paso a las fotos que hay que preparar y a las cacerolas que conviene publicitar. No estoy minusvalorando la foto de un nuevo modelo de coche ni la imagen de un vecino caído en suerte; lo que critico es la avidez que impera por presentar determinados acontecimientos públicos con los personajes en dispuesta sonrisa, mirando al frente y mostrando en sus manos lo que se desea vender como idea. Los fotógrafos van corriendo de rueda en rueda, los periodistas apenas reposan sus apuntes y los servidores públicos tienden a interpretar el éxito de su gestión porque ya “se han hecho la foto”.

 

Esas fotos ya están pre-diseñadas para repartir con mayor facilidad las ideas a las que ya no interesa desmenuzar. Quien paga, manda el tipo y condición del mensaje; quien compra el periódico después se da cuenta que lo que ha adquirido es un mal envoltorio del bocata de mañana. Así lo hacemos, con el esfuerzo de algunos, la inocencia de otros y el engaño del resto.

 

Claro que hay fotos que después incitan a toda una enciclopedia de asuntos y valores; por ejemplo, esa de los primeros días de abril en la que algunos gobernantes muestran blandiendo sendas hamburguesas especialmente concebidas para poner en valor la producción del ganado vacuno de nuestros campos. Eso sí, a partir de un ejemplo de comida tan alejada de la Gastronomía, que dudo si el resto afamado de los productos se ha sentido herido y aspiran a salir -en la foto- de las manos de los dirigentes.

 

Goyo

Hoy, día de La República.

14-abr-14

 

 

 

 

 

 

 

El Bote de la Renta Básica

 

 

Mendigos

 

El diccionario de nuestra RAE no nos sirve para las cosas de palacio; si uno utiliza el libro gordo para auscultar el sentido y significado de la famosa pareja “Renta Básica” podrá concluir que son como los intereses esenciales que, como mínimo, produce el capital que dispone una familia o persona. Pero el marasmo ideológico que fomenta el deseo vano que querer remendar con la sucia Política los problemas de la Polis, hace que las cuestiones relacionadas con la pobreza caigan en el pozo de la caridad en lugar de flotar en el mar de la Justicia. Dicen los que aún siguen estudiando y comparando, que nuestra España va la segunda en eso de la carrera europea por la pobreza infantil. Cosas de niños.

 

La Renta Básica se define como el derecho de todo ciudadano y residente acreditado a percibir una cantidad periódica que cubra las necesidades vitales sin que por ello el estado pueda exigirle contraprestación alguna; y cuando es aplicada en forma de ayudas a sectores concretos de la sociedad, se inscribe dentro de los mecanismos de redistribución de la renta encaminados a la eliminación de la pobreza. Digamos que la Renta Básica es el ejercicio primero de aquello que se llamó Redistribución de la Renta y que en nuestros tiempos goza del suficiente desprestigio.

 

La idea es en verdad más compleja, pero algunos números quizá nos aproximen: en nuestros días, unos 70.000 extremeños viven sin ningún tipo de ayuda o prestación social y únicamente unas 200 familias perciben la renta básica. Ya en los presupuestos extremeños del año pasado, 2013, se diseñaron y previeron trece millones de euros para sofocar las necesidades más urgentes. Hasta la fecha de este año, no se ha ejecutado ninguna cantidad por tal concepto.

 

Esta situación de falta de respuesta ante este escándalo, ocasiona las artificiales discrepancias entre las distintas debilidades políticas; los responsables y obligados a cumplir con los presupuestos defendidos y aprobados con sus votos, ahora argumentan que son los otros políticos contrarios los que utilizan a las familias necesitadas “por un puñado de votos”.

 

Y ésta es mi angustiosa incertidumbre, si ese puñado de trece millones de euros forma parte del bote de este año, o también lo de este año se acumula al bote siguiente.

 

Goyo

07-abr-14