Lejos

Una explosión allá muy lejos, ha atraído la atención de los astrónomos en este mundo; científicos de la Nasa dijeron que se ha detectado el estallido cósmico más distante que ante jamás se haya registrado; fue el 4 de septiembre, se vio gracias al telescopio espacial Swift y duró unos tres minutos. Los astrónomos creen que provino de la muerte de una enorme estrella que colapsó en un agujero negro a una distancia de unos 13.000 millones de años luz de la Tierra. El profesor Keith Mason, comentó: “este increíble resultado nos permitirá saber más sobre las estrellas” pues en su infancia, el cosmos era homogéneo, en contraste con las formaciones irregulares de galaxias que se observan hoy. Cosa grande en conocimientos se avecina.

Un poquito más cerca y diez días más tarde, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, se dirigió a los 170 Jefes de Estado y de Gobierno reunidos en New York para reclamar unas Naciones Unidas ’sanas y efectivas’, a la vez que mostraba su queja por el fracaso de sus miembros para acordar una muy necesitada reforma del organismo. Hablando también de millones, citó el compromiso para invertir 50.000 millones de dólares anuales en la lucha contra la pobreza, sin olvidarse de destacar la condena al terrorismo así como el compromiso en la lucha contra el genocidio, los crímenes de guerra, las limpiezas étnicas y los crímenes contra la humanidad (como si hubiera diferencia entre crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad).

Por su parte, el presidente de Estados Unidos G. W. Bush, tras un ataque de cordura, dijo que el mundo debe afrontar los problemas que conducen a los oprimidos a unirse al terrorismo, ya que “no habrá seguridad si miramos hacia otro lado” -la crónica no apunta a qué lado miraba el mandatario-. Grupos de defensa de los Derechos Humanos y otros activistas, expresaron ya su rechazo a los resultados obtenidos.

En la mayor concentración de gobernantes de la historia, se acuerda promover el desarrollo para erradicar la pobreza; cuando esto escribo, ninguno se ha atrevido a señalar a cuántos años luz se encuentra la solución. Por si acaso, las crónicas también dicen que había francotiradores apostados en los tejados y que obtener una reserva en cualquier restaurante se acercaba al lujo. Este creíble resultado nos permitirá seguir sabiendo lo mismo acerca de nuestro agujero negro.

El regato

Me hace llegar mi amigo Goyo Tovar un delicioso articulo que no puedo resistirme en publicar, disfrutad de el:

Cuando el tío Pedro, el hijo de tío Julio “El Largo”, me atravesó la atención para que aprendiera que los regatos llevan siempre la escritura bajo el brazo, yo no hice al principio mucho caso al alcance sabio que tiene la observación. Con el paso de otras observaciones y experiencias he tenido tiempo de aprender de la historia del agua y de cómo se comporta incluso en la época de escasez.

Era niñito cuando por primera vez vi vacas y ovejas panzudas flotando dentro de una cuadra que se había anegado en un rato de violentísima y caprichosa tormenta invernal; el tinado se había construido sobre el suelo del lecho que el arroyo dice que es suyo cada treinta o cuarenta años. Aunque no eran tiempos democráticos, el dueño ya culpaba a la previsión del alcalde, que para eso no hace falta democracia que valga; pues los señores alcaldes y las señoras alcaldesas tanto deben ordenar a las tormentas como consentir las acciones urbanísticas más descaradas.

Muchos años más tarde aprendí de otras gentes que se preocupaban en hacer leyes para regular los problemas de las aguas del campo y los asuntos de las aguas del mar; la Ley de Aguas y la Ley de Costas siguen siendo tan envilecidas que debiera pasarle lo que fue de aquella Ley de Vagos y Maleantes: quitémosla del medio y desaparece lo indeciso y lo dañino.

De vez en cuando, los cauces reivindican con ejemplos temerosos. No voy a dar nombres. Una cosa es montar un tipi en las islas de aluvión del delta del Mississippi y otra muy distinta es invadir marismas con hormigón y ladrillo; nosotros, los humanos, tan inventores, descubrimos que haciendo diques se retiene el agua y la escritura pública notarial puede levantarse a nombre de los numerosos y diversos pobladores del tálamo, incluso con autoridades a la cabeza,… y así se resiste incluso la friolera de trescientos años. Claro, se había olvidado que el Mississippi es un poquito más ancho y largo que el arroyo Talaván y lo que ha hecho -desgraciadamente- es ir directamente a la expropiación sin molestarse en sacarse la escritura bajo el brazo.

Otro estado de calamidad decisiva y convincente, estado que la exsenadora Carol M. Brown denunció nerviosa y atolondroda ante las cámaras de la televisión porque son los morenos, los negros y los viejos, fundamentalmente, los que siguen con el agua al cuello. ¿Cuántos muertos para aprender?