Terapia barata

Escurreplatos

Doña Economía transcurre y galopa según reglas que se explican doctamente a posteriori: tú te quedas sin subsidio de paro, o sin trabajo, y llega un buen catedrático y te riega de tesis que demuestran que la coyuntura requiere cambios estructurales. Si no lo entiendes, es como si lo apriorístico tuviese proximidad con lo que vaya a pasar luego.

Ahora, lo económico tropieza mal y torpemente por estas tierras y florece en las tierras cercanas donde el sol es naciente. Además, lo hace aquí con la abundancia del pobre, mientras que en otros lugares y pueblos se orienta, que quizá de ahí provenga el buen nombre de Oriente, sitio lejano repleto de mágicos y ricos monarcas.

En este juego burlón de conceptos y relaciones, todo el sabio occidente sufre la calamidad de un fenómeno mercantil extrañísimo: hay la misma cantidad de dirigentes decididos a remediar lo tuerto -sin lograrlo- que cantidad de aspirantes a dirigentes incapaces de señalar cual es el ojo malo. Aún seguimos atacados por estas bombas de racimo:

1.- Que la causa del mal está en la ingeniería financiera.
2.- Que la culpa ha de recaer en los dirigentes políticos.
3.- Que el remedio pasa por recordar que los pobres han de seguir siéndolo más.
4.- Que no se debe impedir a los ricos que aumenten sus riquezas como consecuencia de lo anterior.
5.- Que quien no lo entienda es que no es de este mundo.

La industria y la inteligencia financiera ha conseguido incluso que la mayoría de los ciudadanos asuman que el dinero público es bueno también para salvar a las grandes empresas y a los gruesos bancos. Esa misma ingeniería propagandística es la ha sido capaz de hacer creer que la octava potencia del mundo pasa a ser, en menos de una semana, de país arruinado a nueva economía emergente.

Eso sí, me cabreo cuando lo sigo entendiendo.

La inmensa y apropiada foto es de Chema Madoz.

Goyo
11-feb-10

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