Para mañana, las ratas y las luces de Moeh

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Cuentan las leyendas urbanas, que si todo el vecindario de cualquier ciudad que disponga de ratas en su alcantarillado, cumpliesen el acuerdo de arrojar un cubo de agua con detergente en la taza del retrete, a una exacta y predeterminada hora, las ratas morirían todas asfixiadas por la espuma; pues la nube espumosa inundaría durante cierto tiempo todos los recovecos donde suelen refugiarse los roedores en caso de avenidas abundantes.

No sé dónde y cuándo supe de esta estrategia antirroedora, pero debe valer la pena medir el nivel de solidaridad a precio de miles de cubos de agua y muchos litros de detergente. El despilfarro de agua no parece exagerado, lo más criticable es el uso dañino de los detergentes y el futuro seguro de que, tras un plazo inferior a dos meses, todas la conducciones de aguas residuales volverían a recuperar la población de ratas.
Pues bien; es decir, mejor todavía: Moeh Atitar recoge y publicita una idea procedente de Francia. Nace la sugerencia para que los habitantes de las ciudades del derroche apaguen las luces, y todas las fuentes consumibles de energía eléctrica, durante los cinco minutos que van desde las 19:55 a las 20:00 del jueves día 1 de febrero; porque ese día es el previsto para dar a conocer las conclusiones de cientos de expertos sobre la verdad y límites del recalentón planetario y, como se prevé por el mundo atento, se espera que vaya el informe bien untado de advertencias serias: apaga y escucha.

Lo curiosete del asunto es que la cultura francesa anima al personal ayudándole a recordarle cómo se apagan las luces, cómo se corta el fluido energético de una casa, cómo se interrumpe con el interruptor (¡?). Creo que por aquí no hace falta tal cosa; eso sí conviene que el personal recuerde que justo a las ocho coloque el interrruptor en la posición que tenía cinco minutos antes (;)

Goyo

31-ene-07

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