Mis disgustos me cuesta; pero yo creo que soy socialista. AsÃ, pienso que debo tener en consideración y obediencia las decisiones que se establezcan una vez que se haya facilitado a todas las personas la expresión libre de ideas o las propuestas de soluciones; por si fuera poco, creo tanto en los intereses comunes de cualquier sociedad compuesta en libertad, que asumo y me arrastro con lo decidido mayoritariamente. También es verdad que las decisiones contrarias a mi entender sigo criticándolas con el mismo arrojo que me instalo protestón en su seguimiento: tal como el nene lloricón que se deja llevar por la mano firme de la madre. Creo que abuso de asumir y defender racionalmente los intereses que llamamos generales, los intereses de la sociedad; por eso no me molesta que me señalen como socialista. Y me enojan los egoÃstas.
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El señor Arnaldo Otegi, es estos umbrales pacÃficos, apunta que el problema que tienen los gobiernos español y francés con los territorios europeos del Pirineo Occidental, que ahora se conocen con el nombre de Euskal Herria, âno se pueden solucionar con represiónâ. Eso está muy bien que lo piense una persona que se distinguido muchos años por animar represión revestida de un supuesto y desmesurado cariño por el territorio donde tu madre te trajo al mundo.
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Pero escribe mi pensar porque también dice que hoy, en Guipúzcoa, al igual que en Irlanda, las puertas de Euskal Herria âse están abriendo hacia la independencia y el socialismoâ. Y eso lo entiendo menos, porque en mi manera de entender el socialismo, una vez asentada la libertad de opinión y decisión, la independencia solo puede ser utilizada para campos egoÃstas. Que está muy bien que uno reclame ansias de egoÃsmo; pero que eso no debe denominarse socialismo; pues una cosa es lloriquear de vez en cuando en el camino que te traza tu madre sociedad y otra cosa es dar patadas en las pinillas para huir a la intemperie.
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Goyo
02-may-06