No debemos ausentarnos de las tendencias mediáticas y por ello conviene estar atento a las tendencias informativas. Ahora triunfa el desvelo por lo que llaman España vaciada y pocos son los que concluyen que el despoblamiento se corrige con poblamiento.
Cuando estas tierras aún no habían recibido el nombre de España -allá del Duero- los reyes cristianos, los señores eclesiásticos, y otros laicos de la península ibérica, se compusieron para reorganizar con población los territorios que antes habían sido habitados y organizados por el poder musulmán. La clave que hacía apetecible aquellos apetitosos traslados se basaba en otorgar tierras y una serie de beneficios a familias y grupos poblacionales porque así se garantizaba la repoblación de las diversas zonas que por razón económica o estratégica era preciso dotarlas de suficientes habitantes.
Hay “teorías” que explican cómo llenar las ciudades y son realmente efectivas: dotarlas de abundantes y grandes centros comerciales, de amplios locales de ocio, de servicios administrativos, de abundantes y ágiles medios de transporte,… Quizá los teóricos no cayeron en la inmediata consecuencia que este diseño arrastra: la eliminación progresiva de los pequeños núcleos urbanos.
Cada vez nacen menos niños, quizá sabiendo sus padres que apenas tendrán oportunidades para triunfar laboralmente en el futuro. Una primera apuesta exige disponer qué profesiones se van a necesitar, aunque erren las conjeturas. Para llenar los pueblos, o salen los habitantes sobrantes de las ciudades o se atiende de manera generosa y definitiva a ciudadanos de otros países.
No bastaría con recompensar a los pobladores que se atrevan a dejar la ciudad, el estado actual de penuria social de muchos pueblos exige además un tratamiento protector de las personas que no han podido o no han querido abandonar los pequeños núcleos rurales.
¿A qué se dedicarían las tierras que pudieran ser reconquistadas demográficamente? Ya no podemos esperar bondades tradicionales sino a una nueva adaptación de las poblaciones a la tecnología que para eso, cualquier terruco sirve un montón. Así pues, se necesitan estudios, dedicaciones y decisiones sociopolíticas que liberen a la población del desencanto y del muermo.
Mi duda es si a este desafío podemos denominarlo reconquista rural.
Goyo
16-ene-20