Los científicos de la NASA están agradablemente sorprendidos: el suelo donde se ha posado la sonda Phoenix es prácticamente igual al del jardín de cualquier casa terrestre. Es más, parece que otra de las felices conclusiones se asienta en que es un suelo en el que no hay nada tóxico. Todavía.
La sonda comenzará a desarrollar proyectos de invasión terrícola, esperemos que no incluya la vertiente contaminante y tengamos que mandar dentro de poco otra sonda para eliminar los restos de las sondas anteriores. O quizá Marte constituya la oportunidad de convertirse en vertedero altamente especializado de los infectos y desechos de nuestra civilización.
De cualquier ceniza surgirá el Ave Fénix, si Horus lo consiente
Goyo
27-jun-o8