Ahora parece que se abre la puerta al disfrute ético, quizá cansados que estamos de la estética empapelada de sobres. La tendencia anterior era así de clara y potente: para ser de la casta, necesitas pasta,… reconozco que es un burdo pareado; pero la gente astuta y taimada pasa de metáforas lorquianas y purezas métricas. En la inmensidad profunda de Federico no puede flotar, por ejemplo, ninguno de los argumentarios de la señora Cospedal.
Ahora, cualquier análisis somero nos puede llevar a un resultado tal que nos fuerza a rebuscar y obtenemos así un nuevo valor, contrario al inicial pero mucho más satisfactorio. Prueben a contrastar las opiniones de los gobernantes italianos respecto a las personas del barco Aquarius con las opiniones de los gobernantes de aquí; ambas se presentan como razonables pero solo una solventa la duda. El fenómeno es muy similar al conocido como “caso de las colinas antigravedad” explicado ya por los científicos. Los investigadores descubrieron que la falsa conclusión se obtiene porque carecemos de un horizonte visible y así nos parece que en una carretera empinada cuesta abajo se tiene la sensación de que existe un leve descenso cuesta arriba.
Es la falta de un horizonte ético lo que explica que tiene que llegar ese joven para mostrarnos cómo pueden convivir excelencia con equidad. Sin distribución de la riqueza no hay Justicia. Si los estados no garantizan las atenciones básicas, los instintos básicos infectan a la sociedad resultando que el robo y los latrocinios surgen como conclusiones a esa falta de horizonte: tanto el menesteroso como el rico huyen de la virtud.
Por Justicia -eso que ahora se lleva tanto- todo tributo, por ser obligación fiscal, debe estar previsto en la Ley. Por el principio lógico de la Economía, lo que se recauda debe estar contemplado en los presupuestos. Por seguridad, se debe dar a los ciudadanos tiempo y maneras para que puedan pagar y por claridad, los impuestos deben ser sencillos y no confusos.
Lo más difícil del complejo mundo impositivo no es la recaudación sino la redistribución; es en el reparto donde se distinguen a los diferentes gobernantes y administradores. Mi duda es si vamos camino de considerar que los impuestos no son castigos sino reajustes para no dejar a la deriva a los que huyen de la pobreza.
Goyo
21-jun-18