Con este problema finlandés que nos atiborra de incógnitas, dice un amigo mío que es que no sabemos decir “no” a los niños.
Deberemos decir “no” a la infancia con más frecuencia; creyendo incluso que eso de la frustración se acelera con el “sí”. Las niñas, los niños, deben recibir la misma cantidad de “no” que reciben los mayores.
(«La Humanidad está sobrevalorada» reza en pecho humanoide)
Goyo
24-sep-08