Llevamos sufriendo calores que parecen interminables, como si una especie de terremoto solar hubiera provocado sucesivos tsunamis de altas temperaturas. Los padecimientos consecuentes no solo afectan a la salud de las personas, se extienden por el resto del mundo animal y se multiplican en todo en ámbito vegetal. Así que podemos notar si dominamos en algo nuestras obligaciones y dependencias.
Por ejemplo, tanto las plantas de interior como las de exterior requieren un mayor control de riego y protección del sol directo. Como de ordinario `paso por la Casa de Cultura se me van los ojos a las plantas de los maceteros: siguen con deficiencias de atención, Ya en tiempos subí una foto que mostraba una planta abandonada, deshidratada y muerta, en uno de los maceteros; a los pocos días fue retirada y sustituida por otra. Pero ésta no es solución correcta, lo correcto es atenderla para que no se agoste y muera ya que está al alcance y atención de diferente personal.
Otro elemento que nos presenta la casa de cultura es el trato que se aplica a las nidificaciones de golondrinas, vencejos o aviones cuando anidan en los ventanales y cornisas; es verdad que de inmediato y en el tiempo de la cría, los excrementos afean la zona; pero debe ser conocido por todos que es punible, que no se puede destruir un nido hasta que las crías no abandonen su casa. Cualquiera lo puede denunciar y de oficio, cualquiera de las autoridades tiene la obligación de informar, incluso de proponer sanción.
Ya en modo resumen, estimo que no aprecio esmero -ni por plantas, ni por animales- desde nuestro templo cultural, que es la CASA DE CULTURA, desde donde debería irradiarse ejemplo permanente de los valores que decimos airear, incluso en ésta y desde esta mal llamada I semana cultural de Casar de Cáceres, arropada con la quincena en que se mantendrá cerrada nuestra biblioteca pública.
Goyo
10-ago-25