Preparándome estoy para el viaje de mañana a los madriles; allí se juntan «los federales» como en una casa muy grande de gente que se intercambian besos, abrazos y kétalytal.
Para un curioso con ganas de aprender maneras humanas, diríase que todas y todos se reconocen con solo presentar un atisbo de sonrisa. Puedes hacer la experiencia: tú sonríes a una persona desconocida con la que te cruzas y te devuelve la carga de la prueba; se descoloca, te sonríe y casi presientes que se aleja preguntándose «…de qué coño conozco yo a éste?».
También presiento que otros signos externos van a constituir marca específica: la corbata. Asentado el ejemplo del melaquito/póntela entre los señores Sebastián y Bono, este caso no hubiera tenido mayor trascendencia si no se hubiese añadido la contraoferta del termómetro, (que lo mismo se lo ha dado Farhenheit 451) y si el señor Corbacho no se hubiese unido al primer piquete informativo del Congreso: «tod@s a escote».
Ya lo veréis; contaremos las corbatas por la mañana, que serán pocas por la tarde, …que la noche esconderá en el fondo de la maleta, …que aquí quien no luzca la nuez, no es de la prez.
Puede que incluso sea más frecuente de lo esperado el paseo de la Bandera Medioambiental. Yo también la llevaré, yo tampoco llevaré corbata.
Goyo
03-jul-08