Hace más de un año, traje a estos papeles una historia corta y cierta de hace más de un siglo: de cómo un presbítero dice a la concurrencia poderosa que eso de la Cajadeahorrosymontedepiedad era en realidad como una especie de valle de lágrimas para el pobrentío. (Pobrentío es una palabra tan probe que no necesita explicación)
Ayer, día en que los dos paisanos más notables se sentaron separados para ver si juntos podían anunciar algo de tranquilidad, nos dicen que lo más relevante es que a partir de ahora, el capital privado podrá entrar hasta un 49% -o menos- en las Cajas de Ahorro. Y otras cosas más de su gobierno financiero, que ni la duda socrática acierta a vislumbrar.
Mira que sigo recelando de esto del ahorro y de esto de la piedad; dentro de bien pronto, toda la impiedad -o al menos un 49%- bruñirá de certeza aquél lejano discurso. No habrá miramientos tiernos ni condiciones a negociar; la letra chica es la que manda, que no sé dónde se había escrito eso de que necesitamos un banco público.
Que no hagan caso las nuevas generaciones ni las NNGG, que ya nos dado bien la ración de cicuta; pues debéis saber que Sócrates fue acusado de impiedad y, además, de corromper a la juventud con sus dudas. Fue condenado a muerte. Aquí, su discurso.
Goyo
06-may-10