Ya lo dije hace algunos meses y no observo que se haya prestado obediencia: cada botellita de agua empaquetada supone otro sorbito de petróleo, otro pequeño descalabro medioambiental, otra muestra de envidia malsana. Ya no me voy a meter con los pobrecitos y las pobrecitas que jalean su triste figura mientras gesticulan brazos terminados en botellitas de plástico con agua malamente mineral.
Ahora vuelvo a conocer otra versión mucho más atractiva y mejorada del mensaje. Además, como la presentadora pronuncia muy bien el inglés, os puede servir de repaso.
Cada vez son más las instituciones que se suman a esta apuesta. La Diputación de Cáceres ya lo hizo. Si conocéis de otros organismos, colectivos o personas que se vayan sumando, hacédmelo saber y recibirán una banderita de regalo.
Goyo
20-abr-10