En noviembre, todo prende.

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Desde hace doce años, todos los meses de noviembre los dedico esencialmente a intentar extender la idea de que es relativamente fácil reforestar; basta a compañar la intención con un puñadito de bellotas, perderse por el campo y esconder algunas de ellas entre otros matojos, al lado de una peña, cerca de un camino,…

Desde hace ese tiempo, busco colaboración y ayuda para esta apuesta que hoy recomienzo con esta cartita destinada a cualquier persona sensible.

A lo largo del tiempo, nuestras conciencias almacenan valores nuevos, ilusiones frescas, deseos confirmados,… justo por mero equilibruio nos reconocemos también en los errores que deseamos superar y en los recuerdos de las confusiones y desaciertos que protagonizamos. A veces surgen ocasiones para sentirnos en positivo, incluso en esta sociedad nuestra tan primermundista ocurren casos para alimentar nuestro aburrido altruísmo.

El alcornoque, la encina,… estos árboles, junto con la cultura del olivo, de la vid, de la higuera,… constituyen nuestras comparsas esenciales, tozudamente persistentes pese a que se presenten más escasas y distantres de nuestra ajetreada cotidianeidad.

Arrímate al futuro sembrando una bellota, tú que sabes ser sensible; rompe un poquito de tierra para que crezcan lentas, que sólo podemos acercarnos a la sabiduría cuando desprecdiamos nuestros prejuicios.

Que el tiempo te lo premie.

Goyo
17-nov-06

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