Ver cómo uno se gana la vida sentado frente a un ordenador no parece que tenga tanto atractivo como comprender la organización de una bodega familiar en el pueblo cacereño de Montánchez, pueblo vinatero y jamonero que ha perdido en la última década el vigor que se habÃa fabricado durante muchas décadas injustamente quedadas atrás.
Me alegra la sorpresa de un nuevo renacer del centro geográfico de Extremadura, la zona montanchega mancomunada debe recomponerse, y lo hará mucho mejor si son sus pueblos los que organizan su propia iniciativa. Montánchez se ha dejado arrebatar la histórica buena fama de centro indiscutible de los buenos jamones del Norte de Extremadura por un pueblo del sur de Salamanca.
El Alcalde de Montánchez y las alcaldesas y alcaldes de los pueblos de la zona, se comprometen a fomentar una cultura nueva del ibérico, y lo quieren hacer también arropados por el carisma del Gabinete de Iniciativa Joven. Una nueva cultura que pasa por los placeres de la gastronomÃa o el recreo visual de los parajes (¿no es ya de por sà bonito que un pueblo tenga como nombre Arroyomolinos de Montánchez?).También se aúpan los arrojos restableciendo los valores de antaño: el de los vinos color de caramelo, el vino recio que raspa la fatiga y empuja el ánimo, el fruto que es justa compensación de sacarle a la tierra brava delicados productos, los escasos productos repletos de calidades y sensaciones que nunca alcanzan las industrias abundantes. J
amón rojizo y vino caramelo, que vuelvan!,… aunque sean más caros.Â
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Goyo
10-oct-06Â