Una vez tropecé de anónimo por la Calle Mayor de Madrid con Doña Esperanza y su séquito de trajeados. La miré atento y creo que se atrevió a sonreir. -…vaya parece que apuntaba en un sentimiento-.
Otra vez estaba yo en Huesca preparando un post y se acercó sonriente José Blanco a indagar saludando; pero se fue de inmediato a seguir repartiendo saludos y apenas me dio oportunidad de reposar el encuentro.
Hoy los veo en un intento de a medio milisegundo de intento de beso saludable.
El beso debe ser la primera señal para comenzar los debates. Va Rajoy y le planta un beso a Solbes para discernir sobre las variables precríticas de la bajada de impuestos. Después, Don Gaspar besa a Cospedal y le arrumaca -mientras se encrespa educado- la tozuda propuesta de cómo acercarse a Cuba,… y así hasta hasta que el mismo Parlamento bese a los ciudadanos, que necesitamos besos los ciudadanos, oigan,… padres y madres de la Patria.
Goyo
15-abr-09
La sabrosa foto está tomada de “El País”