Aire de Casar de Cáceres

 

 

 

 

Sancho IV (el bravo)

 

Aire de Casar

Hace más de 500 años en Europa Occidental se inició un gran cambio de mentalidad que afectó a las personas y las instituciones. A pesar de las reticencias de la Iglesia y de la Nobleza, los pensadores y los científicos impusieron pacíficamente sus planteamientos pese a las persecuciones que sufrieron. El pueblo llano aceptó los nuevos planteamientos porque ello suponía otra forma de vivir, de ser libre y de ser considerado.

En aquellos tiempos, nuestro pueblo vivía al entero capricho de los nobles cacereños; de tal forma, que a los paisanos no se les permitía poseer tierras para atender a sus cultivos y ganados, se les prohibía vender vino en la ciudad, incluso se les amenazó con impedirles salir de sus casas porque ello significaba pisar la tierra propiedad del noble. Tras una petición razonada al rey de la época, Sancho IV, el soberano concedió una dehesa alrededor de la aquella primitiva ciudadela que dio origen a nuestro primer término municipal: un monte comunal que se extendía media legua alrededor de la Charca Vieja, de las antiguas tenerías.

Hemos de suponer que aquellos paisanos celebraron con fiestas la Carta de Privilegio y la nueva situación. La música, en aquellos tiempos, era actividad casi exclusiva de la Iglesia, y las expresiones del pueblo sencillo no siempre eran bien vistas. Así nació en Francia, en España, en Portugal,… la tendencia a componer pequeños poemas para ser cantados en las fiestas. Esa composición era un “aire”.

Nos hemos atrevido a imaginar, acudiendo a las formas y ritmo musicales del Medievo, que algo parecido a esta cancioncilla cantaron y bailaron nuestros antepasados.

 

Sale el sol que nos alumbra tras de Las Nateras

y se esconde en Los Vicarios buscando otras tierras

Rey Don Sancho qué maldad imponen los nobles

no nos dejan pisar suelo porque somos pobres.

Estribillo

A su digna majestad pedimos un sitio

que tengamos nuestras tierras con un municipio.

Media legua alrededor tiene nuestra hacienda

Sancho Cuarto nos la dio con la independencia.

Estribillo

Con el Aire de Casar se quitan las penas

con la flauta y el tambor bailan en la fiesta.

Entre los mozos y mozas nacen los amores

con el vino y con el queso salen los colores.

Estribillo

Rojo y plata en la bandera son nuestros colores

casa limpia y calle larga los nuestros blasones.

Gustamos de festejar con nuestros paisanos

y los que vienen de fuera son nuestros hermanos.

Estribillo

 

Semos de pueblo, ya se nos nota por este cantar;

tenemos queso, tencas y vino, rosquillas y pan.

 

Goyo, feb-2015, copyright music&lirics

Mi familia vive en Valdeflores

 

 

 

La sociedad volátil en noticias, aún permite que escribamos los jueves para ser leídos los lunes; ello no implica que las dudas se difuminen, pues todos los días tenemos muestras fieles de cómo trata la minería o el asentamiento humano al paraje natural. Basta con ver cualquier programa de La Fiebre del oro o de Mi familia vive en Alaska.

 

Nos reímos -se ríen- de muchos de los principios y planteamientos de la ciencia ecológica; incluso de aquellos que ya son constitutivos de leyes de obligado cumplimiento, como son las normas que regulan el uso del suelo de los términos municipales. Si somos aún cojitrancos en la obediencia, cuánto más al contumaz anhelo ecologista.

 

Afectados por un sentimiento noble, muchos cacereños instan a que se declare la solana de la Sierra de la Mosca como parque de conservación y ocio; ignoro si existe tal figura y en tal caso, nos podemos encontrar con el derecho indiscutible de los promotores de la mina que se mantengan los tipos de suelos que les conviene. También me entero que la empresa minera pide formalmente al ayuntamiento que modifique el Plan General Municipal para permitir la actividad extractiva en el paraje natural. El conflicto está entonces definido. Ah!, en mi saco de dudas tengo lo del subsuelo.

 

Son duros y complejos los condicionantes ecourbanísticos tanto a la hora de definir los tipos de suelo como en el acertar en la previsión de futuras alteraciones atendiendo a necesidades que no existían en definición primigenia. Reajustar también es desajustar.

 

Que la mayoría de los representantes municipales se hayan definido tan pronto en contra de la mina, me puede hacer sospechar que más que una pasión les guía una interpretación administrativa; en tal caso, la acusación de oscurantismo me parece inapropiada y ñoña. Así pues, habrá que seguir esperando otros informes, tendremos que entender que los mineros reivindicarán su negocio, no nos debe extrañar que los manifestantes del primer sábado de febrero crezcan en número y que los argumentos de todas las partes se afilen y enriquezcan.

 

Por lo poco que atisbo, todo apunta a que serán los tribunales quienes solventen el apuro y que serán los abogados quienes encuentren otra mina y que yo seguiré con la duda de si los ciudadanos han leído alguna vez el PGM y si el litio suaviza el nivel de desempleo.

Goyo

12-feb-18