Tetrarquía

 

Tetrarquía

 

En aquellos tiempos, los romanos se cansaron de la diarquía, que era una especie de gobierno salido del acuerdo de una especie de bipartidismo antiguo y el emperador Diocleciano, ideó la tetrarquía para intentar regular el caos, no del bipartidismo, sino de los abusos de poder. En estos tiempos, como los hispanos parece que se han cansado del bipartidismo, por números y cuentas resulta que nos hemos dotado de la posibilidad de un gobierno tetrarca, oficiado por cuatro personas salidas de cada uno de los partidos reinantes. No se asusten, que cosa parecida intenta convenirse en Catalunya.

Por lo que leo, oigo y veo, pocas son las recomendaciones dirigidas a que se implanten  conversaciones públicas radiadas y televisadas dirigidas a fomentar la calma y a observar la responsabilidad de los cuatro grandes jerarcas, que también deberían demostrar su condición de personas persuasivas y rebosantes de sensatez. Pronto hemos olvidado el circo mediático diseñado para aplaudir discusiones en la que pueda imperar el desprecio y la falta de asertividad. ¿Es difícil organizar un debate público, a cuatro voces, sobre posibles pactos que nuestro país necesita provenientes de cada uno de los cuatro próceres?

Lo que sucede es que ya hay un tetrarca que se ha autoexcluido porque en su aspiración inicial no le cabe eso de compartir poder ni responsabilidad de mandato. Otro de los neojerarcas ya ha pintado líneas rojas en el suelo para que el hipotético grupo director conozca donde no habría que pisar y no abriese la boca, lo que impide el diálogo de la manera más infantil y pintoresca. El tercero para esta concordia, ha crecido de manera ruiz con presuntas malas herencias que adjudican los otros mandones. Y el primer triunfante carece de condición de líder.

Hasta ahora, aquí pintan las líneas rojas desde Bruselas; unos hombres vestidos de negro, que -saben ustedes- es un color no reivindicado por ninguna formación política de este país.

Yo tengo un prejuicio: que si bien acudirían los cuatro a presentar de nuevo proyectos particulares, mal se dispondrían para anunciar y encajar voluntades comunes desprendiéndose de aquello que irrita al buen vecino.

Tengo duda de que este encuentro a cuatro bandas se produzca. Tampoco escucho voces que promuevan la tripartita opinión de bancos, empresarios y sindicatos.

Goyo

28-dic-15

 

Tiempo de setas

 

 

brain

 

Sólo cuando las palabras y los actos se descarrilan de lo esperado comenzamos a preocuparnos por cómo enderezar. Quizá debido al uso, nuestra actividad cerebral abandona la coherencia para adentrarse en otro complejo mundo demente. En el periodo otoñal de la vida, tal como comienzan a caer las hojas del cielo, proliferan los hongos del suelo. Como no sé si demencia es lo mismo que locura, me inclino por ésta última; me parece más simpática porque muestra muchas dosis de humor.

En los humanos, el tipo de demencia más alocada tiene la huidiza condición de que únicamente puede diagnosticarse de forma irrefutable una vez que el paciente ha fallecido; eso dicen los doctos. Otros doctos, estudiando distintas regiones de cerebros de cadáveres cuyo fallecimiento fue atribuido a causa del Alzhéimer, han observado la existencia de organismos microscópicos diversos; cosa que no se ha encontrado en cerebros de cadáveres que fallecieron por otras causas.

En la demencia debido a la enfermedad de Alzhéimer, se sabía que en las placas neuríticas se acumulan complejos compuestos químicos y que los ovillos neurofibrilares acopian proteínas de raro nombre. Ahora nos dicen que en muchos de los recovecos incógnitos del cerebro se acumulan también hongos, bacterias y gente minúscula de mal vivir que ayudarán a bien morir. Nos debe parecer entonces que el cerebro es un gran almacén de ripios irreciclables que no cesa de admitir huéspedes degenerativos.

Esta enfermedad no solo afecta a la destrucción de la memoria sino que también erosiona las capacidades de discernimiento y determina comportamientos impredecibles y faltos de lógica. Por eso, de las diez señales o síntomas que anuncian la presencia de la enfermedad, la que más me ilustra es la que se refiere a la falta del buen juicio de la persona afectada por la toma de decisiones; entonces al sujeto lo mismo le da por regalar gran cantidad de dinero, que comprar cualquiera de las cosas que se presentan en los anuncios publicitarios.

Por lo que sabemos, en el cerebro también se localiza la central de ideas, valores y emociones; tan variadas que puede llegar a ser normal cualquier desviación. Recuerden que hay mentes que se inmolan porque allí en los cielos estarán esperándole setenta y cinco vírgenes. No tienen dudas.

 

Goyo

01-dic-15