Hacia la impiedad

 

Pronto cumplirá tres siglos la consideración de Jeremy Bentham defendiendo las Cajas de Ahorros como instrumento de mejora de las condiciones de vida de las clases trabajadoras a través de la remuneración del poquito ahorro que la otras clases descansadas le permitían, lo que –según él- proporcionaba un nivel de seguridad económica superior.

 

En estos días, dice el anuncio publicitario que se vierte en nuestra prensa extremeña, que la prestigiosa revista financiera internacional Euromoney ha otorgado por segundo año consecutivo a CaixaBank, el premio como “Mejor Banco de España”, a una idea nacida en 1904. La idea consiste en crear una entidad financiera con compromiso social, cuyo único fin fuese poner la economía al servicio de las personas; pero ustedes saben más.

 

Es la misma idea que se presentó en el discurso inaugural del año académico 1908-1909 en el Seminario Conciliar de San Atón, en Badajoz, por el Presbítero, Licenciado y Profesor José Antonio Hernández de la Barrera, y que hace evolucionar las Cajas Rurales a Cajas de Ahorros. “mantiene los ánimos suspensos y ejercita el ingenio de los doctos, las juntas de los prudentes, las asambleas populares, el juicio de los legisladores,…”:

 

Y parece ser que de aquellas preocupaciones sociales de las Cajas Rurales de hace un siglo, se erigían hasta hace poco las “obras sociales” de las denominadas “Cajas de Ahorros”, ya desgastadas y desvencijadas por otros fines. Aquello era entonces un refugio para el pobrentío. (Pobrentío es una palabra tan probe que no necesita explicación)

 

Habrán observado con qué finura la obra social que emanaba de la Caja de Extremadura se ha integrado en una entidad tripartita, que ni recibe premios ni agasaja con regalos; lo que para algunos significa que ha llegado a ser un banco, sitio donde la palabra impiedad no resulta extraña.

 

Primero fue el Monte de Piedad transformado en Caja de Ahorros; luego vino el Liberbank adaptado a la evolución de los tiempos, quizá terminemos en un futuro Valle de Lágrimas. El deber para estas vacaciones consiste en discernir sobre estas vacilaciones; sin olvidar que Sócrates fue acusado de impiedad y, además, de corromper a la juventud con sus dudas. Fue condenado a muerte. En Google encontrarás su discurso.