Lo que esperan los pueblos

 

pueblo

 

Plasia

 

Rematada la faena periodística palaciega del 23F, corresponde ahora edificar algo más rural y apartado de pasillos, secretarias y despachos; algo villano, originario de las pequeñas villas, de los chicos pueblos,… esos grupos de casas más o menos alineadas que se establecen en mitad del campo, donde también cantan los gallos, lloran los niños y hacen ganchillo las abuelas.

Los pueblos son las primeras células ciudadanas. Alguno de ellos comienza a crecer y engordar de modo tan descontrolado, que al paso de los años forma un glomérulo distinto, una plasia nueva que no se llama cáncer, sino ciudad.

Una ciudad es como un tejido popular compuesto por pueblos plegados sobre sí mismo. Así que después aparecen los problemas de compatibilidad y quieren meter en una misma cerca donde antes pastaban las vacas, un complejo urbanita compuesto por un colegio de monjas, un gran centro comercial, apartamentos pijos, garajes subterráneos, viviendas sociales baratas, algún que otro ático lujoso y una metástasis de ánimo comercial extendida por todos los alrededores.

Ahora, responsables de nuestra región, con otros de otras regiones se han reunido preocupados sobremanera por el despoblamiento y el envejecimiento del mundo rural. También opinan los presidentes de las diputaciones provinciales extremeñas. De todo lo leído, no acabo de toparme con una oferta que a la vez de clara sea contrastable y medible por nosotros, que somos más torpes. No es que tenga duda sobre lo que se va a hacer, es que tengo certeza sobre lo que no se va a hacer.

Hace como tres años, el Parlamento Europeo invitó a cuarenta periodistas y blogueros extremeños y del Alentejo, a que fuésemos a conocer los fundamentos de la Política Agraria Comunitaria para el periodo 14/20 y allí se nos reveló que la esencia para perfumar la Europa social exigía un diseño que proporcionase los medios políticos y sociales necesarios para asegurar, incluso aumentar, la población en las zonas rurales, mantener la población primaria, preservar su tesoro cultural, revivir su antropología y otras bellísimas parejas de palabras.

Yo pregunté si se había previsto como remedio alguna tasa a los urbanitas para equilibrar el déficit de los servicios en el mundo rural. Me dijeron que no y sigo con la duda de cómo lo van a componer.

 

Goyo

10-mar-14

Descaro y valentía

amputación

La contemplación de este primer daguerrotipo, que muestra la amputación de la pierna de un sargento en el campo de batalla, quizá deba hacerse después de haber leído y pensado.

Creo que una de las distinciones -quizá radical- entre el pensamiento político de la izquierda y el pensamiento político de la derecha es que para ser de izquierdas hay que ser esencialmente valiente y para ser de derecha basta con ser descarado. Evidentemente, gente habrá que desee aprovechar este corto y simplón «versus» para defender que lo propio de la izquierda radica en el descaro y la derecha funciona alimentándose de valentía en crudo.

Por ejemplo; decir y defender sin despeinarse que nuestro Estado actual requiere reducir-eliminar las administraciones autónómicas, diseñar la desaparición de las diputaciones provinciales, asegurar que -como lo hace el PP extremeño– si asciende al poder decretará de inmediato la desaparición de las Mancomunidades,… requiere fuertes dosis de valentía. Y a lo mejor, estas preocupaciones por tales decisiones, esta buena gente las muestra como paradigma de preocupación hacia el vecindario sencillote, obrerote y zote. Pudiera ser; pues hasta la izquierda que se dice más radical ya no cree que en la mente del obrero explotado crece la inteligencia más elegante, la sumisión con mayor grado de rabia y la posibilidad de mayores explosiones de bombas de racimo. La derecha sigue confiada en que la adormidera del fácil consumismo y el engaño del obsoletismo programado de esta modernidad, bastarán para nublar el cabreo y reconducirlo.

Es normal; es decir: obedece a la norma. Descompuesta y escondida la Internacional Socialista, descoyuntada la izquierda europea incluso en su versión ligh de lo que se dice «socialdemocracia», no queda otra cosa que ofrecer que pan y circo a la desfachatez, al triunfo de la caradura, al asentimiento de la ironía egoísta y al aplauso -ya sale hasta sin realizador que lo indique- contra todo lo que suene a «socialismo«, a «estado de bienestar«, a «protección social» y demás familia.

Ni siquiera este tuerto panorama se merece la mala gente; aunque la hubiese de por sí, cuesta poco asegurarle cuidado en la enfermedad, protegerla en el derecho a opinar libremente e incluso intercambiarle una sonrisa por su desprecio.

Es otra oleada invernal. Nos dirán que, para mejor prestar los servicios que requiere una sociedad moderna y avanzada, se han de hacer con menos esfuerzos económicos y administrativos, lo que exige hacerlo en núcleos urbanos -no se atreven a llamarlos ciudades- que sobrepasen determinado número de habitantes. Sepamos que ello significa decir -valientemente/descaramente- que trataremos de hacer desaparecer a los pueblecitos al ritmo, modo y modelo de la vieja Castilla.

Creo que este es el ejemplo más preclaro de lo que podrá llamarse «Política de Amputaciones«; no habrá dinero para la anestesia general, nada de pijaditas epidurales,… a lo vivo. Así que hay que ir preparando media botella de whisky y una vieja camisa que sirva de trapo para morder.

Dedicado a mi buen amigo Franesco.

Goyo
17-ene-11