Basura a domicilio

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Protestaban días atrás los chatarreros de este país al enterarse que la cosa tributaria parece disponerse en su atención; millones de euros opacos, negros o casi negros, se ocultan tras la radiante suciedad que acompaña a veces a lo viejo. Ya sabemos que algunas fortunas bien cuajadas se originaron tras la recogida paciente de lo que a individuos aislados les parecen trastos inservibles. Como el reino de la artificialidad es lo que impera, detectarán ustedes lo fácil que es acumular desechos varios.

Digamos que los residuos que nuestras casas y nuestros hábitos de vida producen, no los llevamos a ninguna chatarrería ni los acumulamos al modo eusebiano; los repartimos. Los residuos gaseosos no parecen presentar problemas graves. A los residuos sólidos los llamamos basura y los residuos líquidos están administrados para que se escondan a la vista tan pronto como se producen. Con poco que se piense, observaremos que es la vista el sentido que más utilizamos para detectar el desorden de lo residual, muy detrás viene el oído y mucho más lejos se presentan los problemas del olfato.

Fíjense si estaremos preocupados por dejar restos del desorden, que el mayor escándalo vaticano resulta que se mostró en los suelos de la explanada madrileña utilizada el día antes por la juventud católica. Ejemplo más cercano se aprecia en cualquiera de nuestros ayuntamientos, que cada día se acrecienta la preocupación, y los gastos, por la orquestación higiénica pública que requiere cualquier botellón privado. Ya ven, nuestra juventud ha aprendido con eficiencia.

Tendremos que reconocer que la basura es patrimonio de la humanidad –con minúscula- y que trastoca todos los planes preventivos y de concienciación, transformándose en caso y ejemplo para zarandear al mejor de los gobernantes.

Lo último se presenta con el inicio del curso político: las calles y plazas de la ciudad patrimonial adquieren inicios zona de descarga de bolsas de basuras de todo los gustos y colores. La duda que se presenta de forma turística, es si serán los visitantes los autores del reparto.

05-sep-11
Una banderita para los concienciados 😉
bandemita

El peligro joven y las viejas respuestas.

viejo

Mucha gente proclama que el porvenir es oscuro, que la democracia que estamos haciendo no es convincente y que el mundo no se arregla sólo con las plazas (Tahrir, Sol, Syntagma, Rossio,…). Allí, en la plazas, los jóvenes testifican tanto la falta de esperanza como su búsqueda; y en sus familias, siguen bien sujetos a la incómoda permanencia por no ser capaces de fundar otra nueva. La juventud se queja porque nunca le salió bien la cosa a la juventud; por eso es tan necesaria, porque es el sector de edad que primero se da cuenta de que las viejas respuestas ya no sirven ni siquiera a las viejas preguntas.

Mis viejos abuelos no se cansaban de sugerirme que el futuro se garantizaba con el ahorro, valor de juicio que hasta ayer mismo se había cambiado por el derroche, ya que todos los esfuerzos sociales -los esfuerzos sociales también están gobernados por los mercados- han estado dirigidos a convencer con la sagrada regla de que consumir no es gastar, que consumiendo se hacía crecer la facultad de poder seguir gastando más. No solamente tiene adeptos este principio de espiral maligna, es que tiene defensores, apoyos, escuderos, votantes y gobernantes.

¿Qué ha fallado para invalidar al Estado-Providencia, protector de los más necesitados, y abrazar a cambio al Estado Esclavizante de las financieras?. Pues parece ser que los necesitados nos hemos acostumbrado a utilizar el derroche al que invitan los servicios públicos ciegos. El peligro de la corrupción social es que contagia -por abajo y por arriba- de populismo y demagogia. No es bueno recordarle a un bizco que carece de condición de tuerto; puede mirarte de través.

Nosotros, normalitos y pobres, si nos creemos que ya no hay riqueza para redistribuir; repartamos al menos el poco empleo que requiere este modelo insostenible de crecimiento y comencemos -o sigamos- explicando que eso del “desarrollo sostenible” es una falacia.

Uno de esos colectivos ocultos, al que no podemos poner siquiera una careta de Anonymous, se llama “Standart &Poors”, que significa “Normal y Pobres”. Ya somos pobres; me queda la duda si seguimos siendo normales.

Goyo
27-jun-11