El barro

 

 

El pasado 23, jueves -que entonces escribo- por si fuera escasa la memoria, se ha sumado al desdichado aniversario una especie de novena plaga egipcia con lluvia de barro; aquella plaga fue de oscuridad, por tres días la oscuridad densa cubrió el país, pero los israelitas tenían luz donde vivían. ¿Veis? Ya tengo la primera duda: quizá los españoles tengamos luz y luces pero nos cuestan terriblemente caras.

Este último 23F no ha estado ausente de sustos; unos dicen que será día aciago para el Estado de Derecho o será otro ejemplo más en el que los estudiantes de Derecho se pregunten si no se aprende más Justicia en el Twitter y mentideros de la comparsa tecnológica, que en los pupitres de las facultades. En este día de oscuridad y barro, lo negro de las tarjetas se confunde con lo azul de la realeza y da miedo adentrarse en la evolución maligna de aquellas originarias Cajas de Ahorros y Monte de Piedad, y da como angustia ser empático con la ejemplaridad de algunos miembros de la Casa Real. No sé ponerme en su lugar.

Ya no me asusta que tenga más condena Pablo Hasel por hablar, que Urdangarín por robar; lo que nos debe asustar es que nos condenen por fiscalizar la injusticia y nos multen por demostrar nuestra indignación. En un país donde se encarcela a titiriteros y a cantantes acusados de terrorismo con cargos falsos y nadie se mueve, no hay nada que hacer contra Blesa, Rato o Urdangarín, tan condenados y tan felices. Y nosotros tan embarrados y tan sabedores de quiénes volverían a ganar las elecciones.

El marido de la infanta Cristina no tendrá que abonar ninguna cantidad para eludir la cárcel hasta que se resuelva su recurso por parte del Tribunal Supremo. Esta faceta jurídica es insultante sobre todo porque no se ha explicado convenientemente antes de que nos diésemos cuenta que ni él, ni Blesa, ni Rato pertenecen al despotricado club de los raperos, de los twiteros o de los titiriteros.

Estamos aprendiendo que las cosas de la Justicia ya no se resuelven con la exclusividad del criterio técnico de los jueces; hay tantas dudas en lo que pasó el jueves, que la plaga de la desigualdad económica abona la idea de una justicia de miseria que no sabe/no quiere castigar el saqueo de instituciones que nacieron para que la Justicia sustituyese a la caridad.

Goyo

28-feb-17

 

Viajes

Bohemios

Mientras nos dicen que los científicos se acercan a la partícula de Higss, la otra protociencia nos apunta direcciones netas : «El juez ha recordado al expresidente valenciano que puede mentir dada su condición de acusado«; pero a mi me enseñaron que eso de mentir y aquello de robar eran cosas que un niño nunca debería hacer. Mi padre, bracero de pudiente, bien me lo hizo observar como cosa que fuese observable -en el sentido de ser captada por algunos de los sentidos que condiciona el grado del conocimiento objetivo-. Es decir, que mi padre, me persuadió intelectualmente que mentir y robar eran actos que convertían la fama honesta en chatarra social; no sé dónde encontró la prueba, quizá en mi endeble condición de hijo desobediente.

Lo peor de todo es que tanta obediencia me facilitó una fácil repulsión hacia la mentira y la falacia. A mí me gustaría no sufrir las inclemencias que me despiertan los cinismos estudiados, quizá viviese muy a gusto pensando que el expresidente valenciano -por ejemplo- es una persona honesta; pero las informaciones que me forman me arrojan al abandono de la conmiseración: ese mal ajeno no me incita a ninguna compasión.

Seguro que alguna vez he mentido y alguna vez he robado, así que puedo lanzar la primera chinita; otra cosa será el tamaño del bulo y el tesoro arrebatado.

En estos viajes a los perímetros de la condición humana, hoy he aprendido que un juez puede recordar que un acusado puede mentir; seguro que todas las leyes que nos hemos dado protegen esta condición, quizá con el mismo tesón que certifican que ciertas organizaciones carecen de afán de lucro; pero ya habrán oído otras más altas instancias que las rastreras opiniones de este insignificado comentarista.

Ya no sé si quedarme quietecito, si adentrarme en el laberinto de los muones, o perderme de una vez en el alegre campo de la Justicia.

Goyo
13ymartesdediciembre

Tengo una pregunta para el Nobel de Economía

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Señora, señor o equipo: suele ser normal que los billetes y las monedas no desaparezcan, se destruyan o se evaporen, aunque algunas veces alguna persona cometa el pecado de encenderse el puro con llama de papel caro. Parece que el dinero sigue el principio energético de que ni se crea ni se destruye; sino que se reparte mal. Como tal es la norma; pues es «normal«.

También parece normal creer que estas cosas -las perras- no se pierdan solas y que tienen el cuidado hábito de pasar de unas manos a otras, de unas carteras a los bancos y de los bancos a no se sabe dónde. En esta normalidad, parece lógico entender que el número de billetes y de monedas será prácticamente el mismo; ya que no creemos en eso tan esperado de que dispongamos de una máquina de hacer billetes de 10 euros, por ejemplo.

Digo entonces -señora, señor o grupo nobelado- que siendo la cantidad de perras prácticamente las mismas y viendo en la práctica que cada vez es más frecuente encontrarse con gente de bolsillos vacíos, tendremos que entender que habrá gente con bolsillos muchos más llenos que los tenía antes.

Esta última gente -raramente afortunada- no sabemos dónde está, ya que a cualquiera que nos encontramos nos juran y declaran que cada vez tienen menos pasta. O sea, se aprecia nítidamente un proceso de desaparición de la pasta; lo que si el planteamiento admite, tendremos que concluir que a unos pocos les va de zorra madre.

Y yo no sé si esta cuestión es de Economía o de Juzgado que esté abierto.

Goyo
07-oct-11

Spain is the same but Japan is different

Monoaullador

Y leo que la reconstrucción de Japón durará al menos diez años y que la nuestra, acaecida por la flojedad del ladrillo, ha dado los primeros alivios con un déficit suavizado y un sorprendente superávit en las cuentas de la Seguridad Social. No obstante se extiende la sensación alérgica de una especie de década entristecida: triste cultura, triste ambiente, triste sociedad.

Allí, en Japón, los expertos diseñan y aconsejan que los partidos políticos deben unirse. Aquí los expertos constatan que los partidos están a separarse, animados incluso por el sector «nolesvotes» como si así se liberase del peso de la catástrofe nuclear.

La guinda la solemos recoger de las cosechas jurídicas de nuestros más prestigiosos tribunales de Justicia; pero mis miedos se despiertan en los momentos en que la ciudadanía comience a percibir equivocada, o acertada, transparencia tras las negras togas. Siendo peor que la luz que arrasa las tinieblas de lo justo, no viene de los adentros de los principios de la Justicia

Otra vez necesitamos que alguien levante el banderín de enganche para librarnos del peso de los mercaderes. Arriba, -es la imagen de portada de Wikipedia Commons– el limpio cráneo de un mono aullador; vestirlo con facciones de humano conocido no me resulta difícil,… los aullidos han comenzado a contaminar este florido mes de mayo.

Goyo
06-may-11

Apoyo a Garzón

Garzón

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Evidentemente, desapruebo el espíritu de injusticia que se percibe dentro de nosotros -lelos jurídicos- hartos de observar atentados contra el sentimiento común. Hartos de no hacer nada contra el desánimo.

La lección sigue proclamándose a diario desde que acordamos que existiría un Poder Judicial libre e independiente. No se percibe el triunfo de la Justicia como muestra natural de la bondad de los hombres en encontrar remedios para y contra las personas que cometen abusos; más bien notamos que las conclusiones y consecuencias jurídicas permanecen tan íntimamente ligadas a lo inesperado, que de seguir así, seremos incapaces de deslindar creencia entre capricho y racionalidad.

Quizá este pobre episodio sirva de inicio para una transición más limpia, hacia un poder más inteligible, rígido y humanista.

Goyo
14-abr-10
Por la Justicia como Res-Publicae

Requisitos para un gran día.

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Cielomar108

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1.- Que los bajos de los coches vascos se miren sólo cuando haya una manchita de aceite en el suelo.
2.- Que usted pueda escribir a manos limpias sin que se inicie una persecución jurídica orquestada.
3.- Que encontremos alguna patena limpia.
4.- Que tengamos miedo a la Justicia pero no a los jueces.
5.- Que el adjetivo «popular» sea liberado de la actual usurpación.

Goyo
08-abr-10