Caras y capirotes

Pasados los días del capirote, habiéndose asumido la penitencia, la gente se ha desprovisto de los cucuruchos cónicos y del antifaz y podemos entonces presentarnos ya, de nuevo, con el rostro al aire. Recordemos que la semana de los dolores, antes de la santa semana, bien que pudimos conocer las caras limpias de expresión certera en los asuntos que en algo preocupa al vecindario nacional.

Uno de los asuntos quedó espléndidamente definido por las caras de algunos parlamentarios catalanes a lo largo del aburrido y fastidioso discurso del aspirante a honorable Presidente de la General Catalana. El señor Turull y sus cercanos seguidores mostraban sin capirote la convicción de que, además de no servir para nada lo que decían y votaban, a las pocas horas los encargados de la Justicia les confirmarían lo que sus caras anunciaban y proclamaban: los delitos del estío, reverdecen en primavera.

En la capital del reino, la señora responsable de la comunidad de Madrid, se vio afectada por un delicado trío de circunstancias: un TFM, una gripe y una explicación tras un capirote de plasma. Desconozco si ese es el orden exacto de los sucesos pero las pocas veces que pude apreciar el rostro público de la dirigente explicando cómo se había producido la historia del removido máster, no era capaz de apreciar -en ella- ni rabia controlada ni cabreo educado. Mis dudas se multiplicaron por mil con la aparición del señor rector y dos profesores con caras de póker que al parecer condujeron, leyeron y calificaron la maestría del trabajo que, cuando esto escribo, sigue sin aparecer.

El poderoso imán de las imágenes, puede ser también utilizado para fomentar el nacimiento de otras ideas y palabras que no son fáciles de ocultar; de hecho, la imagen de una cara nunca necesitó de mil palabras.

Dicen algunos que el conflicto de Cataluña no se va a resolver por vías judiciales o policiales, precisamente ahora eso se dice, ahora que la sociedad está harta de malos políticos. Parece que lo mismo sucederá con el conflicto del trabajo de Fin de Máster de C. Cifuentes. Quedo con la pena de no haber visto la cara de Puigdemont cuando la policía alemana le dice que está retenido y que debe dormir en prisión para que el lunes santo se presente ante el juez. Seguro que me apuntaría alguna duda.

 

Goyo

02-abr-18

La pared

 

 

 

Cualquier caso de lo que ocurre es, con llaneza, una ocurrencia; pero será por querer distinguirse o por no haber estudiado el tema, algunas personas asignan el término “ocurrencia” al suceso desprovisto de enjundia, al que carece de altura o al que se presenta a su entender como pobre de inteligencia. Así hemos podido escuchar opiniones de ciertos personajes, usando la palabra ocurrencia para las ideas o propuestas que no son del agrado de quien quiere criticarla. Para tales casos, yo prefiero la vulgar tontería, la elevada sandez o la explícita bobada.

Pues ocurre que como fruto de lo que se puede considerar un signo de personalidad singular, un muchachino del entorno de mis amistades, como de dos años de edad, presenta un original comportamiento ante situaciones adversas y que no son de su agrado. La conducta normal, a estas edades, frente a los sucesos que no se producen al gusto del sujeto, suelen responderse con un berrinche acompañado de otros comportamientos añadidos para ser oídos o vistos por los adultos que le rodean. Por ejemplo, tirar las cosas al suelo.

Continuamente podemos disfrutar de la interminable variedad de comportamientos con los que nos sorprendemos los humanos. Uno proviene de ese niño pequeño que apenas lleva medio año dominando la marcha y equilibrando la carrera, sus primeras palabras asientan un crecimiento sano y acorde con sus tiempos pero tiene una conducta que se aparta de lo que consideramos norma. Cuando se le corrige una desviación, se le anuncia una prohibición o se le reprime para apartarle de una situación peligrosa, el infante -además del esperado llanto penoso- busca la pared más cercana y emprende contra ella una serie de pataditas hasta que el consuelo o el cansancio aplacan su contrariedad. Se da el caso preciso que cuando la ocurrencia se produce en el patio de la casa, todo rodeado de macetas, busca el hueco necesario entre dos macetas para acceder a la pared y así descargar sus frustraciones.

En la pandilla bien creemos que es una respuesta graciosamente original: todas las culpas se localizan en la pared más cercana, allí encuentra su muro de las lamentaciones.

En lugar de arrojar Cataluña a los suelos, quizá el señor Puigdemont necesite una pared donde descargar la adversidad de sus infantiles pretensiones.

 

Goyo

07-nov-17

 

Cosas cambiantes

 

 

Siguen estudiando los que dicen que hace tiempo dejaron de ser estudiantes y su último estudio -que es pionero- ha sido publicado en la prestigiosa revista Scientific Reports. Dicen las conclusiones que ya tenemos una larga muestra de seres vivos que no solamente han modificado hábitos de vida, sino que parecen incrustarse las alteraciones en su código genético.

 

De esta manera, seguimos aprendiendo que animales y plantas cambian no sólo de comportamientos cotidianos, también adquieren adaptaciones para la supervivencia, en los procesos de ubicación de las poblaciones y en los mecanismos de reproducción. Así se ha corroborado que el genoma del salmón rosa ya no es el mismo, que un tipo de acacia australiana presenta una forma distinta de hoja o que algunas aves del Ártico tienen crías cada vez más pequeñas. Es la primera evidencia que vincula de manera indudable los modelos del cambio climático con las modificaciones epigenéticas, según explica el catalán Francesc Piferrer, jefe investigador del Institut de Ciènces del Mar de Barcelona y coordinador del estudio.

 

Se da entonces por cierta y sentada la evidencia de que las alteraciones persistentes del clima ocasionan y fijan cambios permanentes en las conductas vitales. Tales cambios se producen en seres vivos a los que se les somete, en los laboratorios, a una temperatura media superior entre cinco y ocho grados a su temperatura ambiental habitual; pero las observaciones del estudio está tomadas directamente de la realidad, que no llega a superar la media de dos grados.

 

Quizá este estudio explique, avale y certifique el caso de ese presidente al que le piden que aclare si es sí o es no y responde que ni sí, ni no. Quizá un largo, caluroso y seco verano nos pueda producir asfixia crítica y por eso me atrevo a preguntarme si, añadidos a las variaciones epigenéticas, físicas y comportamentales, pueden llegar a nuestra especie cambios obligados donde el cinismo sustituya al raciocinio.

 

Yo venía dudando hace mucho tiempo de nuestra seriedad argumental y humanística a la hora de responder con simpleza y rectitud ante asuntos que puedan ser complicados pero que requieren una respuesta clara; pero ahora, los cambios me afectan del todo y me ocasionan una duda que no la resuelve ni el primo de Rajoy.

24-oct-2017