Agua, microclima y mensajes

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Nos tememos siempre lo peor con la misma convicción que deseamos siempre lo mejor; claro, después vienen nuestros jefes y nos aclaran que lo peor no es tan malo y que tan ardiente deseo sí que es nocivo para la salud. Pues entro en una “gransuperficie” y observo un hermoso ventilador que ventila a otro más chiquinino por donde sale agua microgotificada para refrescar el ambiente; la diferencia se nota cuando te colocas frente a la corriente. La brisa y el agua, y más siendo las dos frescas, son las escasos placeres naturales del verano.

Luego está la sombra; o quizá lo más importante sea la sombra, que nunca es fresca ni ardiente, sino del color del sol tapado. Así que como en la plaza de la ciudad de Cáceres no hay ni tan siquiera tantos árboles como concejales -ni caso a tal sugerencia- el diseño previó combate para el rigor de los soles de veraniegos, y dispuso fuentes que emanan del pavimento y que invaden el ambiente con ruido de aguas rotas y salpicaduras que no manchan, que envician a los nietos y levantan sonrisas a las abuelas y demás. Pero la cosa no funciona muy a pesar de la inclemencia, -¿quizá por inclemencia?- y el vecindario y turistario evitan los sofocos con los cabreos.

Nuestros jefes siempre tienen razones: “tenemos que ver primero las cuentas”, “demostraremos que se puede hacer más con menos”, “ que la culpa de todo la tienen las mozas”,… y otros argumentos nuevos que se unirán al repertorio de la verdadera crisis de razones y de estados de ánimos; pues los últimos estados de ánimo se utilizan para olvidar las razones penúltimas.

La estrategia triunfante es que el nuevo mensaje tapone el sentimiento reciente que hace olvidar la razón pasada. Basta con fabricar nuevos mensajes para provocar nuevos sentimientos, que no tienen por qué obedecer a razones de ahora. Tenemos agua,…(bueno está en el aire o en la brisa) pero como dicen que sabe tan mal, compramos botellinas más baratas, al revés de lo que debe hacer un gestor modélico: agua del grifo.

Toda la historia de Cáceres es el sino del agua: algibes, el Marco, las depuradoras, las botellinas,… ¿volverá a atragantarse este gobierno con el agua?