Incertidumbre ferroviaria

 

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No es lo mismo duda que incertidumbre. Para llegar al conocimiento cierto se requiere la gestación de una duda; pero cuando no se tiene certeza en el conocer, cuando aparece la incertidumbre, es posible que estemos ante una duda o que nos encontremos ante un conocimiento inviable. Esta distinción les parecerá complicada, pero al lado del hábito contemporáneo de promulgación de afirmaciones/negaciones que se tornan contrarias al poco tiempo, buena es la hora de aplicarnos sutilezas de este género ante nuestro futuro como región.

El tren digno sigue cargado de imprecisiones queridas como de vergüenzas sigue cargado el tren indigno. Un conocido periodista va a comprarse un viaje de ida y vuelta Cáceres-Madrid-Cáceres para utilizar el tiempo del trayecto en escribir, describir y fotografiar las personas y las cosas que vayan apareciendo conforme el tren se mueve. Esta posibilidad de observación y recogida de datos es radicalmente distinta a la que sufre un científico al querer observar las partículas básicas constitutivas de la materia. Por ejemplo: si uno quiere determinar la posición exacta de un electrón, no puede conocer con certeza su velocidad; este es el Principio de Incertidumbre de Heisenberg.

No obstante, el equipo catalán del ICFO ha conseguido burlar tal límite encontrando una manera astuta para medir una señal magnética: toda la incertidumbre se confina en una variable poco interesante para dar precisión a las variables más informativas. Para que ustedes lo entiendan, es como si le asignamos a la red catalana de cercanías unos 4800 millones para que parezca poco interesante lo que se va a invertir en la dignidad del tren extremeño.

Pues este paisano periodista que va a experimentar en sus ánimos y en sus carnes la velocidad y el estado del tránsito y las paradas de nuestro indigno tren, también va a ser capaz de burlar el límite de Heisemberg con otra astucia fomentada, precisamente por el Ministerio de Fomento: reducir hasta tal punto la velocidad de los vagones para que los campos, los paisanos y la seca primavera sea captada con exquisita precisión por la red de instrumentos y máquinas que porta su equipo.

Nos contará lo constitutivo de la extremeñeidad que nos servirá para alimentar nuestra eterna duda: ¿qué le hemos hecho nosotros a Heisenberg?

Goyo

03-may-17

Digno del oeste

 

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Lo atractivo de la Geografía es el disfrute inasible que los territorios dan al hombre, las concesiones que presta a las aventuras del hombre en la tierra. Nosotros pertenecemos a la cultura y civilización mediterránea, que se precia por la diversidad y varianza de las gentes de las riveras del gran mare nostrum. Las gentes del norte del Mediterráneo presentan unas formas de vida y unos fondos de valores que se diferencian de los valores y de las vidas de las personas que habitan las costas del sur. Lo de arriba se llama Europa y lo de abajo, no. Lo de abajo se llama África, lo de arriba, no.

Aquí, en el oeste europeo, también hay arriba y abajo; desde bien chiquitito las profesoras y los profesores nos hacían viajar y cargar con las diferencias: El llamado País Vasco era industrial y las tierras extremeñas ricas en ganadería y agricultura. Cataluña era comercial y Andalucía alegre y turística; pero los dineros, curiosamente, rodaban mejor cuesta arriba. Diferencia acusada también se establecía entre el rico Levante y humilde Poniente. Conclusión: la Geografía nunca nos premió.

Resulta que en el Nuevo Mundo parece que se reprodujo el modelo geográfico para implantarse cómodamente y, a lo que hoy me interesa acudir como ejemplo, el despertar americano no inició el auge hasta que las tierras del salvaje oeste fueron invadidas por el ferrocarril. Aunque para ello, tuvieron que suprimirse culturas y costumbres asentadas, que el tren sustituía e inyectaba en su avance hacia la costa del Pacífico.

Quizá porque nuestros políticos saben esto, se han unido al Presidente Vara y, sobre suelo de cristal de una de las dependencias nobles de la Asamblea de Extremadura -bajo el cristal hay restos romanos- han compuesto una mesa unitaria y unificada que pide para nuestra región un “tren digno”. La foto del acto tiene su gracia porque parece que ninguno de ellos tiene los pies el suelo.

Yo hubiera aprovechado la coalición política para pedir a tan lejana Europa que componga un tránsito ágil entre las dos capitales de los dos países del oeste europeo a través de una línea férrea europea. Y como no existe el eje Madrid-Lisboa y nuestra región no parece dispuesta a doblar grandes voluntades, me entra la duda de si nuestro oeste se encuentra ya domesticado sin haber llegado al Atlántico.

 

Goyo

31-may-16