El tren de Valdeflores

 

 

Desde que se ha instalado la seca y pasada primavera, mi dependencia a la siesta sigue creciendo y, para mejor dormitar, me narcotizo casi todas las tardes con los programas que ofrece Discovery Max presentando las experiencias de la familia esa que dicen que vive en Alaska. La interminable y rudosa serie enseña mucho aunque oculta mucho más. Por ejemplo, no nos dice cual es el salario de cada uno de los miembros, cómo pueden adquirir embarcaciones, motores y herramientas tan nuevas y relucientes, cuerdas tan larga y bonitas,…qué condición de propiedad o uso tienen de esas tierras que habitan, qué permisos obtienen para talar el bosque, ejercer la caza y a qué colegio acuden las dos adolescentes. El caso es que el programa dice que familia vive en el bosque de una isla que tiene medio millón de hectáreas, por lo que las salvajadas de las deforestaciones y huellas de la gente civilizada parecen importar poco.

Para casar estas visiones con las que se me presentan por otros medios, leo que el grupo automovilístico VW quiere que los próximos felices 20 comiencen con la venta de un millón de coches eléctricos. Según apuntan sus programas y estudios, el desafío se conquista si el coche del pueblo (volks/wagen) es agradable como el Golf pero con la habitabilidad del Passat, su motor eléctrico tiene un autonomía de 400 kilómetros y su estructura informática y mecánica podrán definirlo como una tablet con ruedas.

Incluso se aspira a que este inmediato coche eléctrico sea dotado de un sistema de recarga inalámbrica, aunque poco parece apuntar que bien pudiera recargarse -en todo o en parte- a pleno sol.

Otro de los factores que exige el nuevo desafío es dotar al futuro vehículo de la estructura que albergue la distribución y el peso de las baterías que irán bajo los asientos de los pasajeros.

Todo ello, y algún que otro gadget secreto, invitan a nuevos y radicales cambios. Por ejemplo, si se aplica el potencial solar al sistema de recarga, la lucha por un aparcamiento al sol será terrible.

Desde que el malogrado Nicola Tesla fue pirateado por Edison y su industria de patentes y royalties, la motorización de todo el siglo XX ha fomentado un complejo financiero, político y científico que ha servido para seguir sometiendo a gran parte de la población a disfruta de las mieles del coche bajo condiciones estrictamente capitalistas y financieras. Quizá no sea bueno que toda persona tenga su coche; pero sí puede ser bueno un mundo donde la movilidad sea un derecho universal. Pienso que el blablacar es un primer balbuceo en este andar.

Y es aquí donde entramos los extremeños y podemos dejar de ser catovis.

Al parecer, ya se han realizado una primeras prospecciones, catas o pruebas en el valle de Valdeflores, a espaldas de la Virgen de la Montaña, y se apunta a que hay litio, que es el elemento hasta ahora hipervalorado para que sus locos iones produzcan energía. Así que teniendo el litio tan a mano, aunque en realidad esté en manos de otros mineros, bien que podríamos montar la universal industria de las baterías sin necesidad de implantar cualquier otra industria tradicional. Que ya puestos, podrían los residuos líticos utilizarse para mover ese tren eléctrico y digno que dicen que también estrenaremos con el inicio de tan prometedores años veinte.

Goyo

07-sep-17

Turismo y riqueza

 

 

Observarán ustedes la extensa red de canales por donde se van las aguas del río de los dineros; los escapes no siempre son amplios y anchurosos, que en tales casos se detecta la falta grosera. Las más selectas técnicas de evacuación y evasión son diseñadas con finura fina, que por eso tal vez a estos saberes se les llame finanzas.

 

Eso de la Economía es asunto en verdad grande y tan extenso, que todos los años buscan a un personaje dedicado a decorar la riqueza con números y ecuaciones, le otorgan el premio Nobel y, alguno de ellos –conjuntamente con su adeptos- siguen ignorando que Alfred Nobel no instituyó en su testamento ninguna corona para tal reconocimiento. Tampoco lo hizo ni se mostró favorable su familia; tuvo que ser un banco quien malease la condición humanista de los galardones.

 

Se evidencia lo anterior cuando constatamos que tan excelsas leyes no sirven sino para que unos pocos sigan almacenando riqueza y un sin número de imbéciles aplaudamos y reverenciemos a los prebostes vestidos de pingüino. Es tan escandalosa la injusticia que ya no queda hueco para la revolución. ¿Qué teoría económica galardonada con un Nobel ha salvado vidas o se emplea como atenuante de la pobreza?

 

Tampoco se lleva ya lo de repartir, porque algunos ejemplares autodenominados comunistas se excedieron con lo común; así que no se vislumbra por ninguna parte teoría y acción de mercado que suavice la impronta humanoide y egoísta que se concede a la Economía nobelista.

 

El turismo en su nuevo concepto supera la atención de alojamiento y gastronomía; son experiencias que se intercambian por dinero y así fluye y se reparte con un sistema más sencillo, accesible y divertido. Para mí se presenta como nuevo procedimiento para la redistribución de la riqueza. El turismo es el motor económico de los pobrecitos. Se hace turismo tan solo porque hay algo de dinero sobrante y se traslada a otras partes y personas a cambio de servicios que se reciben en otros lugares y por otras experiencias.

 

Como el turismo implica traslado, convendría regular mejor su encanto para evitar que caiga en manos de los que se proclaman doctores en economía, que aún no me han resuelto la duda que hoy presento: si aumenta la pobreza con la misma terquedad que lo hace la riqueza, ¿no serán en esencia la misma cosa?

13-jun-17

Especular

 

socrates

 

Sobre cómo cambian las cosas es necesario seguir escribiendo; se nos aparece con frecuencia una convicción poderosa que nos hace negar o afirmar con vehemencia la idea que hemos sido capaz de fabricar con la ayuda de lo que viene de fuera y que, hábilmente mezclamos con lo que tenemos dentro. Por ejemplo, en nuestra sociedad se ha enclavado con éxito una versión moral del quehacer político: todo el mundo parece entender que en eso de “la casta” radica toda la ignominia.

Sin mucho escudriñar dentro de los partidos políticos, aparecen muestras inequívocas de comportamientos faltos de ejemplaridad; aparecen en los amantes, en los clubs de fútbol, entre los trajeados banqueros, alrededor de los malpagados periodistas,…si ya también el escándalo aparece en el seno eclesiástico, ni los adultos ni los adolescentes tenemos asideros donde agarrarse para no caer. Creo que estamos pasando del valor humanístico del “to er mundo ej güeno” a considerar que la maldad es la cosa más y mejor repartida.

Se dice que los jóvenes han de tener referentes éticos por donde debe circular su compostura social; pero lo que observan con inusitada frecuencia es que el mundo adulto premia y prefiere la mentira ingeniosa a la simpleza de la verdad. Quedó atrás aquello de la “Educación para la Ciudadanía”, cuanto más dedicarse ahora a indagar entre la sana diferencia entre Ética y Moral. El bueno de Sócrates definió el término “virtud” como aquello que era común para toda la raza humana y en todas las circunstancias; si estuviese de acuerdo con el segundo párrafo de este escrito, volvería a tener motivos para beberse la cicuta.

Muchas veces el obrar va detrás del meditar, que se hace así porque –según Sócrates- realizar el bien da felicidad. Así que conviene “especular”, que significa mirarse en un espéculo, en un espejo, para así tener mejor consideración de lo que podemos hacer en la práctica, para hacer suposiciones sobre algo que no conocemos con certeza pero que deseamos ejecutar con plena justicia y equidad. Mas si atendemos a que los modelos de la nueva casta pueden tener un pisito a los veinte años, siendo estudiantes sin ingresos, y “especular” con el significado financiero del que obtiene ganancia sin trabajo ni esfuerzo ni preocupación lícita, el cambiazo se ha consolidado.

Goyo

07-nov-16

 

Otro tren que va y viene

 

 

 

tren

 

Mi último cuarto de siglo, puedo resumirlo en dos aspiraciones que me siguen conduciendo sin que pueda comprobar hasta el momento que mis desvelos se hayan cubierto de éxito. Digo que la primera es que me gustaría ver atravesada nuestra Extremadura por una vía férrea doble, electrificada y acogedora de trenes veloces. La otra primera y más importante es que me gustaría que supiéramos repoblar de encinas y alcornoques nuestros disminuidos bosques y nuestras viejas dehesas.

Sobre la repoblación, llevo veinticuatro años promocionando una sencilla campaña durante los dos últimos meses del año: “Siembra una bellota” por ver si, además, nos sirviese tan familiar fruto como muestra de regalo navideño a los amigos y familiares que tuvieron que emigrar. Así, me dicen que tenemos ya encinitas o alcornoques en las tierras más alejadas. Muy pocas; pero muy queridas.

Sobre el ferrocarril, fue en el 92 cuando di por primera vez la lata ante las mejores autoridades que tuvimos y, por lo que percibí, no les resultaba asombroso que Madrid y Lisboa estuviesen unidas por un moderno ferrocarril, al modo y manera como Sevilla y Madrid se unieron. Naturalmente, también parecería asombroso que la línea que uniese las dos capitales excluyese al territorio extremeño. Yo me pedía tan sólo una parada en cualquiera de estas tierras y recordaba que, paralelo al Tajo, el relieve se inclina suave y favorablemente hasta el Mar de la Paja; luego, venir de Madrid a Lisboa era energéticamente cómodo y económico, aunque al revés la cosa se complicase algo.

Con algo más de seriedad nos recordaba Iam Gibson en días pasados nuestra cortedad visionaria respecto a esa buena gente que tenemos al lado. Y la semana pasada, nuestro presidente Vara se vuelve a ilusionar con el tren. Vale.

Ya estamos conformados para echar de nuevo la culpa a los últimos responsables políticos que nos han gobernado; quizá convenga cambiar de estrategia y culpabilizar a los que nos quieren gobernar en el futuro; a ver si nos damos cuenta que unos u otros, los responsables, los culpables, los gobernantes son “extremeños”.

Seguiremos batallando. La duda la tengo en saber cuántas encinas y alcornoques faltan aún que arrancar al fin de diseñar para estos inmediatos años, campañas de reforestación más variadas e incisivas.

 

Goyo

15-feb-16

Anomia

TRISTEZA

 

Las necesidades de comunicación que aparecen por el uso del lenguaje, provocan la creación de palabras nuevas. Los estudiosos del funcionamiento de las sociedades y de las personas, cuando perciben que impera una desorganización colectiva, detectan que es usual el aislamiento del individuo del resto del grupo de pertenencia. Ese “no querer saber” es consecuencia del descontrol de las normas sociales muy a pesar de la abundancia de leyes. Yo creo que experimentamos esta sensación en nuestro país y en nuestros tiempos. Hay anomia.

Sobre cuáles son las causas que originan esta situación, aunque no sea fácil establecer las prioridades y las relaciones que existen entre ellos, estas cuantas pueden darnos servicio explicativo:

Desconfianza generalizada en las instituciones públicas y en sus gobernantes. Elevado porcentaje de ciudadanos abstencionistas; más de la tercera parte de los electores. Desequilibrio entre la necesidad de protección laboral y el descrédito de los sindicatos. Exagerada distorsión entre las preparaciones académicas y la obtención de un trabajo. Huída de jóvenes formados a otros países. Reducción drástica de atención en todos los servicios sanitarios y educativos. Amplia desprotección social de los sectores de la infancia y de la vejez. Aumento de la pobreza en los pobres y de la riqueza en los potentados. Desconfianza en los cuadros de la Justicia y en los cuerpos de seguridad ciudadana. Concepción democrática cada vez más centrada en lo numérico y no en los acuerdos.

La relación admite más añadidos, y el orden de aparición no implica ninguna jerarquía; una intrincada red de relaciones e influencias entre ellos es lo que fabrica en sentimiento generalizado de “la crisis”. Y lo que percibo en mis alrededores es la sensación de que el año que comienza debe trastocar todo este engranaje perverso, es como si necesitásemos el cambio de un año para darnos cuenta de ello.

Si en lugar de contar la cosa por años, lo hiciésemos por lunas, -como aquellos indios- lo mismo nos encontrábamos con mejor predisposición para mudar el ánimo. Y una vez que nuestro espíritu se haya recompuesto y se aclare como la luna llena, ¿qué término conviene crear para definir la compleja “salida de la crisis”. Que saldremos, no preocuparse; la duda la tengo en el cuarto.

 

Goyo

20-ene-16 Día del Miércoles Triste

El herrador

 

 

 

Cascoca

 

Herrar es proteger con hierro. Ajustar una herradura al casco de un caballo requiere primero observar detenidamente su forma, detectar zonas de desgaste de la muralla -o de crecimiento excesivo- acomodar la curva de la herradura al casco y clavar con esmerado tino los seis clavos. Marcelino decía que es un oficio que nunca se acaba de aprender, que aunque por edad te fallen las fuerzas para usar el pujavante y la tenaza, te encuentras desafíos que fomentan el éxito de otra experiencia que de nuevo se almacena. Las personas amantes del mundo del caballo reconocen la trascendencia de un herraje correcto; incluso ahora que las bestias no están sometidas al trajín diario ni a los rigores del trabajo campesino. Ahora un caballo es más una mascota a la que se cuida con elaborada técnica.

 

Un cirujano gana en prestigio conforme avanza su edad y se actualiza con las nuevas técnicas quirúrgicas. Un músico amplifica su fama con el paso de los años si no para de ejecutar lo clásico y de atreverse con las nuevas tendencias. Supongo que cosa parecida le ocurre a un inspector de policía, casi lo mismo debe pasarle a un buen albañil, a una excelente peluquera o a una extraordinaria comadrona. Y a un juez, y a un cocinero, y a una economista, y a una taxista.

 

Parece entonces que esta sociedad no desprecia el principio de valor que permite acumular buena profesionalidad con el mero ejercicio de las faenas rutinarias; cuanto más si a ello se le añade iniciativas novedosas, respuestas nuevas y cúmulo de experiencias exitosas. Todo esto ocurre incluso a medida que pasan los años.

 

No obstante en la ocupación destinada a organizar la vida compleja de la sociedad, en las tareas que conducen al gobierno de las gentes, impera la idea de que una persona no puede/no debe seguir más de ocho años; que tras ese periodo debe abandonar la actividad política muy a pesar que haya podido acumular experiencia de gestión; que debe dedicarse a otro oficio, a su oficio,…porque se corre el riesgo de entender que la Política no requiere de oficiales. Con meros aprendices nos valemos, ah!… y que sean jóvenes.

 

Los romanos, que en sus buenos tiempos funcionaron bien, preferían a los viejos para el Senado; los iberos, que ahora no tienen buenos tiempos, desdeñan la Política. ¿Estaban locos los romanos?

Goyo

21-04-15

 

Urbanismo

 

 

Urbanismo

 

Cambian las cosas sin que se nos dé a conocer cuáles son los motores del cambio o qué tipo de combustible se utiliza para alterar lo conocido y transformarlo en lo nuevo. Pensemos en los trabajadores; no hace mucho tiempo, cualquier grupo humano provisto de gorra con visera y pantalones amplios transmitía la información inequívoca de pertenecer al sufrido mundo obrero. Ya sé que alguno me dirá que con tanto paro no se percibe ni gorra ni pantalones. Si acaso este par significativo tan sólo es aplicable en nuestros días a determinada tribu urbana enclavada en la adolescencia. Los obreros de nuestra actualidad lo mismo muestran corbata que mono con manchas. Todo está confuso e indistinguible.

 

Ahora me fijo en la idea que arrastra la palabra urbanismo. Cuando yo era adolescente, con ese término se aludía a los principios que guiaban la educada compostura social, el cúmulo de comportamientos necesarios ante las diversas situaciones que la vida en sociedad exige. Tener urbanismo suponía mucho más que tener educación; pues toda la urbanidad era observable mientras que no toda la educación se traducía en modales visibles. Así, ir corriendo a besar la mano al cura podía servir para ocultar la educación más rancia con la urbanidad más aplaudida.

 

Después llegaron los tiempos donde se instauró sin discusión, que la Concejalía de Urbanismo era mucho más importante que la Concejalía de Educación, que las tareas del gobierno relacionadas con la construcción tenía mucha mayor transcendencia que las de la escuela. De alguna manera, permanecía la valoración clásica de principios del siglo pasado: se prefiere el urbanismo a la educación.

 

Así fue que nos dejamos emborrachar por tecnicismos arquitectónicos y fundamentalismos financieros; tantos y tan bien armonizados que no encontramos hoy forma de recomponer la cordura. No todo ladrillo cabe en el campo. No toda vivienda puede edificarse donde antes hubo arroyo. No todo cemento se respeta por las olas del mar,…

 

Ya habrán oído el asunto del concejal de Estepona, pueblo que está en la costa, a la intemperie de las recalificaciones y las oleadas capitalistas. Tengo clavada la duda de si este paso es intento serio para que la Educación en Política valga mucho más que el Urbanismo en Política.

Goyo

11-nov-15

Cámara oculta

 

La_cámara

Una grandiosa entidad bancaria fue gobernada por una persona que tuvo como mérito mayor el ser compañero de oposición del señor Aznar; ambos amigos obtuvieron plaza y oficio como inspectores de hacienda. No obstante, éste último se ocupó por unos años del gobierno de España y el otro amigo, un tal Blesa, dirigió la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, que para mayor recorte y menor entendimiento la conocíamos como “Caja Madrid”, que parió un monstruo al que llamaron Bankya.

 

En lo que se va descubriendo, parece ser que la formación profesional del señor Blesa se utilizó al menos para diseñar y ejecutar tres programas autodestructores; no sabemos si con el conocimiento del amigo. El primero consistió en invertir en ladrillos invendibles, el segundo en recoger ahorros preferentes de confiados jubilados y el tercero de repartir tarjetas entre los gerifaltes; los dineros de estas tarjetas escapaban del control de la Agencia Tributaria, quizá por aquello de que su primer responsable conociese con cierta perfección cómo funciona esa cosa que “somos todos”. Total, los jefes se han fundido 15 millones de euros en gastos de representación durante el periodo destructivo. No conviene olvidar que para evitar la bancarrota de tan acertado aniquilamiento, se han dado 24 MM€ de dineros públicos, “de todos”.

 

Los que entendemos nada de Economía seguimos sin comprender cómo se otorgan premios Nobel a gentes que no saben remediar que los ricos sean cada vez menos pobres y que los pobres sean cada vez menos ricos. Tampoco entendemos los inveterados consejos de la francesa pija y de la austera alemana para remontar la desgarrada ilusión de jóvenes y viejos trabajadores. Y en esta especie de película de fantasía liberal, se me agranda la confusión cuando los papeles anuncian que los dineros públicos para Extremadura se presupuestan crecidos un 6% a la vez que se asegura una baja de impuestos para el mismo año.

 

Ahora nos están diciendo que el barril de petróleo está casi a mitad de precio que el año pasado.

 

Dudo si todo esto es la pesada broma que graba la cámara oculta mientras el cabreo alcanza proporciones inaguantables y en ese momento nos dice el “gracioso” que todo ha sido una broma,… y miramos a la cámara con sonrisa imbecilona, y lo saludamos amistosamente.

 

Goyo

28-oct-14

 

Entre monos y murciélagos

 

Murciélago

 

Ya se han apuntado, en repetidas ocasiones, propuestas dirigidas a cuidar las fuentes originales para que no se desborden los acontecimientos; y este consejo es válido para todas las épocas y para todos los imperios. Por ejemplo, si se sostuviese el grueso ambiental de las selvas tropicales, es muy posible que allí mismo se encuentren los principios farmacológicos que curan las enfermedades de la zona y los males de los alrededores; si se mantuviesen en sus témpanos glaciales la diversidad de fauna marina y plancton, las reservas pesqueras podrán seguir asegurando alimentos y negocios honestos.

 

Mas cuando uno mira el mapa del continente africano, ese mapa en el que se dibujan las manchitas donde lleva rebrotando en virus del Ébola desde 1976, uno piensa que todo un continente sigue abandonado a la intemperie fabricada por Europa. Nuestra vieja Europa se repartió la tierra negra; Holanda, Inglaterra, Francia, Alemania y España compusieron otra especie de esclavitud que no exigía traslado de mano de obra a las tierras americanas, sino frutos y riquezas naturales de los países donde la pobreza siguió imperando gracias a las riquezas del poder armado.

 

Todo el intertrópico africano se desbasta, disminuye y debilita de la exuberancia de vida vegetal y animal macroscópica; lo que implica que la variadísima vida microscópica, bacteriana y viral se modifica con la misma intensidad y peor mala leche. Eso es lo que siguen apuntando los estudiosos. Parece que el reservorio natural de las cepas más letales del virus del Ébola se encuentra en murciélagos y monos, y que arrasados los hábitats naturales donde viven, buscan otras especies para subsistir. Así de lógica parece la vida en nuestro planeta, usted podrá concluir.

 

Por eso, otros estudiosos del terreno del humanismo defienden que obtendríamos más beneficios procurando condiciones de vida autosuficiente y no abusiva con las riquezas y culturas africanas; pero usted podrá comprobar el control y el descontrol con estas palabras: movimientos migratorios, diamantes, coltan, compra de tierras, maderas preciosas, safaris,…

 

Es como si el asunto nos hubiese revelado que también nosotros tenemos una tarjeta negra, oscura, y tan torpe que ahora debemos aprender a quitarnos el traje para no envenenarnos.

 

Goyo

15-oct-14

 

 

¿Para cuándo las judiciales?

 

Jueces

 

Yo no estaba allí; pero todos los libros apuntan a que fue un noble barón el que propuso y defendió terciar el poder absoluto del Rey y que fueran los ciudadanos quienes confiasen las tres tareas a los jueces, a los gobernantes y a los diputados tras un ejercicio electoral libre. (Bueno, esta teoría seguirá siendo válida hasta que Pío Moa escriba un libro sobre el asunto)

El caso es que la propuesta del francés Charles Louis de Secondat, se sigue explicando en las escuelas, en los institutos y en las universidades; en las cadenas de la tele pública no aparece porque el tema no lleva ligazón con la entrepierna o con la cocina.

La teoría clásica de la “trias política” dista mucho de la moderna. Nosotros elegimos a los diputados que han de componer el Parlamento que discute y define las Leyes; pero antes de hacer ninguna, se reúnen los parlamentarios para decidir quién va a ser el jefe de todo lo Ejecutivo y se deja para muy luego la decisión de cuáles serán las personas que ostenten y arbitren el Poder Judicial para interpretar las leyes. Por lo que se ve, la vigilancia anglosajona del “checs and balances”, también está en desuso.

Según yo lo percibo, nuestro voto parece cifrado para señalar quién va a ser el jefe del Ejecutivo, sirve para componer en algo el Corpus Legislador y apenas pensamos que en esa voluntad de la papeleta, también se incluye el poder para componer la Mesa Togal que compondrá el régimen judicial. Con nuestro voto se unifican los tres poderes. Los poderes no se muestran separados sino malamente encadenados; y si esto no suele decirse, decirlo no significa insolencia.

Cuando comento esto entre gente docta, se asombran de mi violenta ingenuidad y entre muchas cosas discutibles me dicen que los jueces no son “políticos”; que no digo yo que lo sean, pero que si hubiesen elecciones al Poder Judicial yo votaría a los militantes de Jueces por la Democracia porque no me gusta un pelo el pensamiento rector del colectivo Francisco de Vitoria.

Pero estas dudas, como no son del género, ni aparecen ni se discuten en nuestros denostados partidos políticos, ni en las radios, ni en las teles. Se resuelven “en diferido” como diría aquella notable manchega.

Goyo

02-jun-14 (Día de la abdicación)